Castellano, pregunta formulada por dddddddccese, hace 2 días

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Respuestas a la pregunta

Contestado por constanzaFUJOSHI
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Respuesta:

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir ya que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba. Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes:

– “Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!”.

– “¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento.

– “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.

Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.

 

– “¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir:

– “Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?”.

Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.

Explicación: no se que te pasezca

Contestado por aruanasharon96
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Respuesta:

La cigarra y la hormiga

Durante todo un verano, una cigarra se dedicó a cantar y a jugar sin preocuparse por nada. Un día, vio pasar a una hormiga con un enorme grano de trigo para almacenarlo en su hormiguero.

La cigarra, no contenta con cantar y jugar, decidió burlarse de la hormiga y le dijo:

—¡Qué aburrida eres!, deja de trabajar y dedícate a disfrutar.

La hormiga, que siempre veía a la cigarra descansando, respondió:

—Estoy guardando provisiones para cuando llegue el invierno, te aconsejo que hagas lo mismo.

—Pues yo no voy a preocuparme por nada —dijo la cigarra—, por ahora tengo todo lo que necesito.

Y continuó cantando y jugando.

El invierno no tardó en llegar y la cigarra no encontraba comida por ningún lado. Desesperada, fue a tocar la puerta de la hormiga y le pidió algo de comer:

—¿Qué hiciste tú en el verano mientras yo trabajaba? —preguntó la hormiga.

—Andaba cantando y jugando —contestó la cigarra.

—Pues si cantabas y jugabas en verano —repuso la hormiga—, sigue cantando y jugando en el invierno.

Dicho esto, cerró la puerta.

La cigarra aprendió a no burlarse de los demás y a trabajar con disciplina.

Moraleja: Para disfrutar, primero tienes que trabajar.

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