Historia, pregunta formulada por samanthacastro243, hace 17 horas

Escribir cuento corto sobre la esclavitud ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por fannylu23
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Respuesta:

El negro, el blanco y el venado de cuarenta tarros

Había una vez dos compadres, uno era blanco y el otro era negro. Salieron al campo a buscar leña, y caminando por un monte toparon un venado trabajo por los tarros en una horqueta. Parece que el venado se puso a rascarse y se trabó, pues era un venado que tenía cuarenta tarros; de una larga edad era el venado y era una admiración, pues los venados de más tarros que se han visto son de veinticinco tarros o treinta a lo máximo, y eso muertos, porque vivos nadie los ha cogido así.

Entonces el negro dijo: Compadre, vamos a matar este venado enseguida. Entonces el blanco le dijo:  –No, compadre, que este animal vivo nos hace millonarios, exhibiendo por el mundo esos cuarenta tarros. Es una fortuna lo que tenemos adelante. Y el blanco habló tanto, que convenció al negro, y ya el negro se daba por rico. Entonces vinieron a la casa y allí hicieron un corral para meter al venado. Avisaron a los vecinos que los esperaran, pues iban a traer vivo a un venado de cuarenta tarros. Y entonces corrieron pal monte otra vez a buscar el venado, y lo encontraron allí trabajo.  Entonces le pegaron una soga fuerte que llevaban. Se la amarraron bien trincá para que no se fuera. El negro decía: «¡Tríncalo bien, compadre, que no se vaya, que deje la cabeza ahí en la soga si jala duro!»  Entonces amarraron la soga del venado al pescuezo del caballo del blanco. Pero apenas soltaron al venado, este dio un trecho que se llevaba al caballo a rastro por el monte para arriba. Y el negro gritaba: «¡Aferra, compadre, aferra uña en pared, que el animal se va!» Pero el caballo seguía a rastro y ya estaba medio ahorcado, y no quedó más remedio que picar la soga. Y el negro, cuando vio salir al venado hecho una flecha pal monte, gritaba: «¡Va a bolina, compay! ¡Perdimos la soga! ¿No se lo dije, compay, que era mejor matarlo y comernos en bistés dobles al venado?… ¡Por eso digo yo que el que nació para buey, del cielo le cae el yugo!  Entonces pegaron los dos a lamentarse de la pérdida que habían tenido, y de la gente que estaba invitada para ver el éxito que habían tenido con el venado de cuarenta tarros.  No les quedó más remedio que volver con la cabeza gacha.

Explicación:

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