Arte, pregunta formulada por elianaperez908, hace 1 mes

escribe una reflexión acerca proyecto musical​

Respuestas a la pregunta

Contestado por preguntasxrespuesta
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Respuesta:

1La canción es la voz de nuestra necesidad lírica, y de nuestro derecho legítimo1. Con ella el hombre se consuela en medio de las fatigas del trabajo y de las no menos cansadas durezas de los sentimientos; cantamos (o cantan por nosotros) como gratitud, para la bienvenida y la despedida, buscamos la entonación que merecen nuestras emociones en cada invierno o primavera que nos sobreviene a destiempo. Por eso mismo, si la Comedia Nueva tenía que entretener, las canciones debían participar en aquel pretendido espectáculo festivo; no podía darse una excepción dentro de la historia de la humanidad cuando de celebraciones se trataba, viniendo, además, de una rica tradición poético-musical eclesiástica. Nuestros dramaturgos cincelaron las palabras y las acciones de los personajes con melodías y tonos —poesía musicada, ya fueran romances con o sin estribillo, seguidillas, décimas, coplas, etc.—, y conforme se asentó la nueva fórmula dramática el devenir del tono barroco se volvió complejo, sobre todo para el estudio que siglos después emprenderían la filología y la musicología2. Sin embargo, pese a las dificultades que entraña buscar, transcribir, editar, grabar y recuperar la sonoridad musical de los corrales de comedias y escenarios cortesanos, la labor interdisciplinaria entre musicología y filología nos descubre una voz y una música integradas con verosimilitud en el tejido dramático, y a la vez creadoras de una hondura teatral sin precedentes. Tal es así que encontramos argumentos musicales paralelos al desarrollo de la acción, como en el caso de Fuente Ovejuna, por poner un ejemplo conocido por todos. En este drama las intervenciones musicales están pautadas con precisión y equilibrio en la estructura de la obra, y las funciones que tienen son elocuentes al respecto: en el primer acto se entona un himno a quien no se lo merece, pues se convertirá en el enemigo del pueblo. De ahí que esa disonancia inicial se armonice con otro himno en el desenlace, dedicado, en esta ocasión y certeramente, a quienes sabrán ejercer el poder con justicia. En el segundo acto, la música tiene la función de transmitirle al espectador la alegría del amor y de la fiesta del pueblo, en contraste con la brutal violencia del tirano que entrará en acción escena seguida, quedando, asimismo, preludiada en el segundo tono del acto.

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