escribe una reflexión acerca de este proceso complejo que aconteció a partir de 1521 con la caída de Tenochtitlá
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La ciudad de Tenochtitlan se fundó y organizó en un islote del lago de Texcoco en el año 1325. Sus pobladores se asentaron en las inmediaciones del lago homónimo. Cuenta la leyenda que durante el año 1325 d.C., el señor de Culhuacan fue invitado a una celebración, para presenciar la trasformación de su hija, en la diosa Yaocíhual; tiempo después, observó a un sacerdote mexica vestido con la piel de su hija; este fue el propósito (sacrifico humano para alimentar al astro sol) de Huitzilopochtli.
Este episodio generó una batalla de los culhuacanos contra los mexicas que se escondieron en el lago, en la cual Cuauhtlequetzqui y Axolohuan (Tenoch) tuvieron la visión de que se encontraban en el centro del universo mexica. En ese centro, se hallaba un nopal y en este, posaba un águila con las alas extendidas que luchaba con una serpiente cascabel (existe otra información que indica que el águila estaba devorando aves de distintos colores), ante este hecho Cuauhtlequetzqui y Tenoch hicieron una reverencia ante el mismo Huitzilopochtli (transformado en águila) que triunfa sobre la serpiente. Tenoch se interna en el lago y luego aparece con un mensaje de Tláloc (dios del agua): ya llegó mi hijo Huitzilopochtli, esta es su casa. Es el único a quien debe quererse y permanecerá conmigo en este mundo. De esta forma, al grupo de mexicas se les informa que habían llegado al lugar indicado “(…) Allí llegaron entonces. Por esto se llama ahora Tenochtitlan Cuauhtli itlacuayan: dónde está al águila que devora en el nopal sobre la piedra” (León-Portilla, 2004, p. 119).
Cervera (2008) señala que la historia del pueblo Azteca se divide en dos periodos. El primero comprende de 1111 d.C. (salida de los mexicas de Aztlán), incluye la fundación de la ciudad México-Tenochtitlan en 1325 hasta el año de 1428. El segundo engloba la etapa imperial (periodo azteca tardío) y se caracterizó por la conformación de la Triple Alianza y la expansión de los mexicas con Moctezuma Ilhuicamina hasta la caída de la ciudad en 1521.
Con la caída de la ciudad de Azcopolzalco, ubicada en la orilla oeste del lago de Texcoco en 1426, consecuencia de la muerte de Tezozómo (gobernante tepaneca), y el debilitamiento de las alianzas existentes que mantenía este último, la triple alianza conformada por Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan toma el dominio del valle de México, a partir de 1430.
Fue un imperio próspero y con gobernanza; organizado económica, social, religiosa y militarmente. Se expandió en lo que hoy se conoce como los estados de México, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, costa de Guerrero, Hidalgo y parte de Guatemala. Para inicios de 1500, Tenochtitlan se había convertido en la principal ciudad; esta fecha coincide con el liderazgo de Moctezuma Xocoyotzin, quien gobernó entre 1502 y 1520, y el último periodo de Cuachtláhuac (1476 y 1520), señor de Iztapalapa quien gobernó 80 días, sucedido por Cuauhtémoc (1501-1520) en 1520, un año antes de la llegada de Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano (1485-1547) a la ciudad de Tenochitlan.
La llegada de los españoles al nuevo mundo tiene relación directa con la primera modernidad y subjetividad que se comienza a gestar en el siglo XV (último siglo de la Edad Media), en términos de unidades geoculturales y posteriormente en cuestiones geohistóricas y geoeconómicas; y con la construcción de un mito legitimado por discursos aristocráticos cristianos sobre la limpieza de sangre; mentalidad que se impregna desde una clasificación poblacional1 para la instauración de un sistema-mundo occidentalizado y en el que las nuevas tierras descubiertas son la prolongación del europeo blanco y de la cultura cristiana (Mignolo, 1998).
Al implantarse el eurocentrismo (dominio occidental) como una realidad mítica, a partir del descubrimiento de América, y posicionarse este como mito durante más de cinco siglos, cambia el significado mundial, lo que llama Dussel (1995) paradigma planetario, en el sentido de que todos los fenómenos que atravesó Europa, según este autor, como lo fueron el descubrimiento de América, la Reforma protestante, la Revolución Francesa, la Revolución científica, el Renacimiento italiano, entre otros, se deben visualizar como episodios mundiales, a partir de los cuales Europa es concebida como centro en el sistema-mundo moderno colonial (Dussel, 1994). En otras palabras, los conocimientos producidos en las periferias, en este caso, América, no son considerados como tales, se catalogan como conocimientos no científicos e innecesarios. En consecuencia, con la llegada de los españoles y portugueses al Nuevo Mundo, estos no tuvieron reparo en destruir todo lo que se les colocaba a su paso2, simultáneamente instituyeron a la fuerza dos idiomas y una religión; incluida la limpieza de sangre y la superioridad de un conocimiento sobre otro y en este transitar, la instauración de una nueva subjetividad, es decir, un nuevo ser humano (superioridad étnica y cognitiva).