Escribe una historia relacionado con las siguientes imágenes
plis es para mañana o hoy
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
paso en 1990
Explicación:
chau
Respuesta:
Hola, aquí la historia. ^^
La maravillosa tarde llena de nieve.
Elizabeth sabía que no tenía tanto tiempo con sus padres por su escuela, así que iba a aprovechar esa tarde en la que ellos iban a esquiar, sin duda algo maravilloso puesto que hay varias personas que no tienen para ir a esquiar o pasar tiempo en familia.
—Sin duda algo maravilloso— decía, felizmente, mientras guardaba sus cosas en el equipaje. Sería un día largo.
Cuando estaba en el auto de sus padres rumbo a su destino sintió felicidad, ¡qué lindo es estar con la familia! Estar junto a ellos en las buenas y en las malas con su amor incondicionable lo hace mejor. El motor sonando, ella sonriendo y sus padres conversando, lindo paisaje y su hermano menor ahí durmiendo seramente, ¡Qué lindo! — pensaba, hasta que se quedó dormida.
Sintió que su madre la despertaba con un suave tono de pajarillo y salían del auto, frente a ella estaba su destino con nieve tan blanca que no te imaginarías y gente pasando un tiempo familiar —justo como ellos—.
Hasta que su padre se dispuso a sacar los esquís y a ponerselos, ¡maravilloso!
Luego al rato estaba esquiando, o lo que parecía ser eso, no lo hacía tan mal, solo que varias veces se caía de pompas al piso, ¡pero eso era todo! Llegaba su hermano y la instruía inquietamente como si fuese a tomar todo un día enseñarle la actividad.
—Mira, es como si fueses a patinar o algo así— el hermano murmuraba, ya un poco irritado por el hecho de que su hermana era tan tonta que no sabía esquiar bien. Era fácil.
—Hmm, ¡Ok! Waaaaahhh— chilló la niña, que horror, se había vuelto a caer y ahora rodaba por una colinilla llena de nieve.
—¡Oh Dios santo! —el hermano gritó y corrió (más bien esquió) hacia su hermana que se había ido rodando como pelota hacia la parte baja.
—Uhhhh, siento que todo da vueltas...— la pequeña habló, con un tonito tan bajo que casi parecía un susurro mientras se agarraba su cabeza chiquita.
—¡Pero sigo bien!— gritó felizmente, intentando hacer un gesto de pulgar arriba pero no podía.
—Tonta, me asustaste. —el hermano habló, llegando hacia donde estaba la chica y extendiendole la mano.
Un momento después se levantaron y se fueron hacia sus padres, que consternados se trasladaron hacia una cabaña pequeña. La pasó el resto de la tarde un poco adolorida, sin embargo, fue divertido ver a su hermano cuidar el fuego a cada rato y observar a sus padres intentando jugar ajedrez de buena manera pero perdiendo en el intento.
En la noche, se fueron ya hacia su hogar, hogar dulce hogar... Aunque no creas, Elizabeth nunca olvidó esa tarde.
Fin.