Ciencias Sociales, pregunta formulada por taniaaries601, hace 6 meses

escribe una fábula corta​

Respuestas a la pregunta

Contestado por minnie2021
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Explicación:

Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió:

– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?”.

Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.

Contestado por Usuario anónimo
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Tema: Fabulas

Escribe una fábula corta​

\boxed{\boxed{\mathbb{\blue{LA\:\:LIEBRE\:\:Y\:\:LA\:\:TORTUGA:}}}}

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz.

Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.

- ¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.

- Estoy segura de poder ganarte una carrera - le dijo.

- ¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.

- Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy divertida, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!

Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.

 

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha. Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse.

Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta.

Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.

Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás.

Moraleja: no se debe uno burlar de los demás, ni presumir o ser vanidoso.

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