Historia, pregunta formulada por rochiboedototoral, hace 1 día

escribe un diálogo entre un griego y un romano ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por seoaneariasa
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Respuesta:

Las fábulas del Arcipreste tienen todas su gracia, pero, en el fondo, esconden mensajes, no es tan inocente como parece a simple vista. En esta ocasión, como dice Hispanitas más abajo, aquí hay un problema semiológico, cómo un mismo signo puede tener varios significados. Permitidme que repita el cuentecillo de forma más entendible:

Nos cuenta el de Hita cómo los romanos le piden las leyes a los griegos (cosa que si no es tan literal, sí tiene base real, pues el derecho romano tiene una gran influencia del ateniense). Los griegos deciden poner a prueba a los romanos, y para ello mandan a un 'sabio doctor'. Los romanos se asustan porque no tienen a nadie del nivel del griego para dialogar con aquél, sin embargo consiguen un voluntario: un villano bastante bruto. Llega el día del encuentro. El griego y el romano se sienten frente a frente. El griego se levanta y alza un dedo. El romano hace lo propio y levanta tres dedos. El griego entonces extiende su mano abierta. El romano levanta su puño en alto. El griego admirado dice, sí, los romanos se merecen las leyes, hay que darselas. El griego dice "él dijo que había un solo Dios, y el romano me contestó que sí, pero en tres personas. Yo le dije que todo se hacía según su voluntad. Y él me dijo que todo estaba bajo su poder" El romano, por su parte, cuenta a sus compatriotas cómo había sido el diálogo: "El griego me dijo que me rompería con el dedo el ojo, yo le dije que le metería mis dedos por los ojos y por la boca. El me dijo que me daría una buena bofetada y yo le dije que probaría mi puño"

Me parece totalmente actual, en realidad nunca ha perdido su vigencia esta historia. Hablamos y hablamos, creemos que nos entienden y en realidad cada cual entiende lo que quiere. Dicen que hay tantas lecturas como lectores, y es cierto, no sólo depende la comprensión de lo que hay escrito, sino de nuestro bagaje personal y cultural. Dice el arcipreste que no hay mala palabra, sino mal entendimiento. Puede que sea cierto.

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