Religión, pregunta formulada por Usuario anónimo, hace 9 meses

ESCRIBE TU REFLEXIÓN: Juan 1,6-8. 19-28

Respuestas a la pregunta

Contestado por kenvillamarsanchez
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Convertirme en testigo de la Luz que es Jesús (Juan 1, 6-8.19-28)

Llegamos a la tercera semana de Adviento. La primera semana nos planteó la necesidad de estar en alerta permanente al tiempo de la vida y al tiempo de Dios, y la segunda, nos invitó a experimentar el arrepentimiento que permite comenzar a fundar la propia vida en Jesucristo.

En esta semana, la liturgia nos convoca a vivir como testigos de Dios: testigo de la Luz. Pero, al presentarnos al gran testigo que es Juan Bautista, hace que nos preguntemos sinceramente: ¿qué puedo y qué no como testigo de Dios?

El Evangelio de Juan (1, 6-8.19-28) es muy claro y directo. Así como realza la misión y el modo de ser testigo, también coloca en su justo sitio esta misión para que nadie confunda testimoniar con acaparar el Evangelio. Por eso nos hace una triple advertencia: Una, que el testigo no es la Luz puesto que no es el Mesías; otra, que no es la Verdad ya que no es Elías; y tercera, que tampoco es, ni puede adueñarse de la Justicia, porque el testigo no es el Profeta.

El testigo personifica, como el Bautista, la voz que grita en el desierto: enderecen el camino del Señor. El testigo es un abridor de caminos, un cooperador viviente que deja traslucir en su propia vida la Luz de Dios, la Verdad de Dios y la Justicia de Dios. Es un provocador de la fe, cuando permite que la Luz y la Palabra actúen a través de su persona.

También nuestro testimonio ha de realizarse mediante palabras y hechos concretos que muestren al que es la plena iluminación: Jesucristo. Y para lograrlo, el Evangelio nos pedirá que hagamos espacio al Dios encarnado, como lo hizo el Bautista, sin desvirtuar la Buena Nueva y sin hacernos propaganda a nosotros mismos. Pero además, nos pedirá que sepamos apartarnos para no estorbar al encuentro que se da entre Dios y cada persona.

El testigo que inaugura caminos y sabe apartarse para dar lugar a Dios, está abierto a la auténtica alegría, ha experimentado los efectos de la Luz en su propia vida. Esa Luz que da sentido a la existencia, que transfigura las tinieblas y que hace surgir la paz por la práctica de la justicia y del amor fraterno.  

El tipo de testimonio practicado por el Bautista habla también de un mayor nivel de testigo: “reconocer que no se es digno de desatar las correas de las sandalias del Señor”. Algo así como una oblación de mayor estima y mayor momento que nos coloca cara a cara con la humildad y la sencillez. Una oblación u ofrenda personal que sólo nace de saberse pecador perdonado, amado, llamado y enviado.

Que nos atrevamos a experimentar la fuerza transformadora que surge de la Luz de Jesús, para que nos convirtamos en interlocutores dispuestos a dialogar con Él, con las personas, con el mundo y para que comuniquemos esta fe con libertad y generosidad.

espero que te sirva :D

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