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la biografía más larga de el mundo Joaquín Rodrigo nació en Sagunto, provincia de Valencia, en la costa mediterránea de España, el día de Santa Cecilia, 22 de noviembre de 1901. Fue el menor de diez hermanos, hijo de un terrateniente comerciante de Almenara (Castellón), Vicente Rodrigo Peirats, y su segunda esposa, Juana Vidre Ribelles. En el año 1905 sobrevino en Sagunto una epidemia de difteria a causa de la cual murieron muchos niños ; Joaquín se quedó casi sin vista. El compositor comentaría más tarde, sin amargura, que esta desgracia personal probablemente le condujo hacia la música.
La familia Rodrigo se trasladó a Valencia cuando el niño contaba cuatro años de edad. Allí, Joaquín ingresó en un colegio para niños ciegos a fin de empezar su formación. Muy pronto mostró especial interés por la literatura y por la música. En Valencia, la familia Rodrigo frecuentaba el Teatro Apolo, y el joven Joaquín se sintió particularmente atraído por la música que acompañaba las representaciones. Empezó a recibir clases de música con profesores del Conservatorio de Valencia, aunque no se inscribió formalmente en dicho centro. Su profesor de armonía y composición fue Francisco Antich, y los músicos Enrique Gomá y Eduardo López Chavarri, a cuyas clases asistía, también ejercieron una gran influencia en su formación musical. En cuanto a la cultura literaria de que hizo gala Rodrigo a lo largo de su vida, se debió en gran parte a las lecturas de Rafael Ibáñez, empleado por la familia para acompañar a Joaquín, quien también fue su compañero, secretario y copista en los años siguientes. "Rafael me prestaba los ojos que yo no tenía" solía decir el compositor del amigo que le leyó las obras maestras de la literatura española, así como obras filosóficas, ensayos, y estudios monográficos sobre los más variados temas.
A principios de los años 20, Joaquín Rodrigo era ya un excelente pianista y un estudiante de composición familiarizado con las corrientes vanguardistas más importantes del mundo del arte. Sus primeras composiciones fueron escritas en formas musicales pequeñas, aunque su primera obra para gran orquesta data del año 1924. Su opus 1, Dos esbozos para violín y piano ('La enamorada junto al surtidor' y 'Pequeña ronda') fue compuesto en 1923. De esa misma fecha datan también la Suite para piano, la Cançoneta para violín y orquesta de cuerdas, y un austero Ave María para voz y órgano, que años después arregló para coro a capella. La Berceuse de otoño, también de 1923, fue compuesta en su forma original para piano, pero Rodrigo la orquestó en los años 30, y también la incorporó más tarde a la bella Música para un jardín, de 1957. Su primera obra para gran orquesta, Juglares, fue estrenada con éxito por la Orquesta Sinfónica de Valencia bajo la dirección de Enrique Izquierdo en 1924. Animado por este triunfo, Joaquín se presentó a un concurso nacional al año siguiente con una obra mucho más ambiciosa, las Cinco piezas infantiles, obra por la que recibió una mención honorífica del jurado y que fue estrenada con gran éxito en Valencia y París, en 1927 y 1929 respectivamente. Joaquín Rodrigo estudiaba ya por esta fecha con su maestro francés Paul Dukas, en la École Normale de Musique, en París. Rodrigo había decidido trasladarse a Francia en 1927 pues la capital francesa era, desde principios de siglo, un importante núcleo cultural para escritores, pintores y músicos españoles. Era pues de esperar que el joven músico desease seguir los pasos de Albéniz, Falla y Turina.
Las obras de juventud de Joaquín Rodrigo se caracterizan por un delicado lirismo personal, colores orquestales a veces muy atrevidos y un vocabulario armónico que recuerda a Ravel y Granados, entre otros. Estas características, y otras más, se confirmarían y desarrollarían a lo largo de los años de estudio con Paul Dukas.
A su llegada a París, Rodrigo y Rafael Ibañez, su amigo y secretario, se alojaron en casa del pintor valenciano Francisco Povo, quien les presentó a numerosos artistas, músicos y editores. En la clase de Paul Dukas, en la que Joaquín Rodrigo estudió durante cinco años, también se encontraban el compositor mejicano Manuel Ponce, y el director de orquesta vasco Jesús Arámbarri, quien más tarde sería un gran intérprete de las obras de Rodrigo. Paul Dukas calificó a Joaquín Rodrigo como quizá el más dotado de todos los compositores españoles que él había visto llegar a París. Un hecho de trascendental importancia en la vida de Rodrigo tuvo lugar en aquella época: su encuentro con Manuel de Falla, que supondría el inicio de una amistad duradera entre los dos. Falla, que iba a ingresar como miembro de la Légion d'Honneur francesa, insistió para que en el concierto que siguió a la ceremonia no sólo se escuchara música suya sino también obras de jóvenes colegas españoles como Halffter, Rodrigo y recibió el Premio Nacional de Música por su .