Escribe en un papelote, estrategias para autorregular tus emociones y lo pegas en un lugar visible de tu casa.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Entiende tus emociones
Tómate un tiempo para reflexionar sobre lo que sientes y por qué reaccionas de cierta manera en algunas situaciones. Puede que estés preocupado por cómo te has comportado en el trabajo esta semana, al gritarle a un compañero, y ahora te arrepientes. Quizás el problema no era tan grave, pero simplemente se te ha ido de las manos por no pararte un momento a pensar en el verdadero problema. Igual el problema de fondo es que te sientes estresado en el trabajo porque no gestionas bien el tiempo.
Una estrategia para entender tus emociones es tener un diario emocional. Para utilizarlo, solamente necesitas sentarte frente a él, 10 o 20 minutos antes de ir a la cama. Puedes hacer un repaso del día y anotar cómo te has sentido, por qué te has sentido así y qué podrías haber hecho para mejorarlo. Quizás la próxima vez que te encuentres en esta situación ya hayas aprendido a no comportarte de esta manera.
2. Práctica la escucha activa
Puede ocurrir también, que simplemente te hayas enojado por no haber escuchado apropiadamente, en otras palabras, simplemente has oído. Muchas personas tienen el hábito de prestar poca atención a los demás, y mientras éstos hablan, ya están pensando en lo que ellos quieren decir.
La escucha activa es importante para relacionarnos con otras personas, porque permite prestar atención no solo a lo que dicen otros interlocutores con sus palabras, sino también con lo que expresan con su lenguaje corporal. De hecho, los estudios científicos afirman que el lenguaje verbal representa solamente un 30% de lo que comunicamos. El resto es lenguaje no verbal.
3. Haz ejercicio físico
El ejercicio físico es una buena forma de aliviar el estrés y liberar tensiones que pueden provocarnos situaciones frustrantes y tensas. Algo que no es para nada positivo para el control emocional. Además, el ejercicio físico nos ayuda a liberar neuroquímicos relacionados en el estado de ánimo positivo, como son las endorfinas o la serotonina. Por eso, su práctica también tiene un efecto positivo en nuestra autoestima.
4. No te tomes mal las críticas
Aprende a encajar las críticas porque pueden hacer que pierdas los papeles y des rienda suelta a tu ira. Estar demasiado pendiente de lo que los demás dicen de ti es un síntoma de que no tienes suficiente autoconfianza y no has encontrado la paz interior necesaria para controlar las emociones. Así que quítale hierro al asunto cuando recibas críticas, al menos si quieres ser una persona emocionalmente equilibrada.
5. Trabaja la autoaceptación
Uno de los grandes problemas de no aceptarte a ti mismo tal y como eres, es que adoptas una mentalidad defensiva, nada beneficiosa para el control emocional. Todos podemos equivocarnos porque es parte de la vida, por lo que debes quererte tal y como eres. Así te sentirás menos frustrado y tendrás más paciencia a la hora de tratar con los conflictos que pueden aparecer en tus relaciones interpersonales diarias.
6. Adopta una actitud optimista
Además de trabajar en tu autoaceptación, debes tener una actitud positiva frente a la vida, lo que te hará más resistente y menos propenso a tener conflictos interpersonales. Tanto para la autoaceptación como para tener una actitud positiva y optimista frente a la vida es necesario tener voluntad, es decir, poner de tu parte para que esto ocurra.
7. Piensa en lo bueno y no en lo malo
El malestar que nos hace sentir algunas las emociones es lo que provoca que queramos evitarlas. Sin embargo, para solucionar los problemas hay que hacerles frente, pues de nada sirve mirar para otro lado. Si has trabajado el autoconocimiento emocional y la autoaceptación, debes dejar pasar estas emociones negativas. Ahora te toca centrarte en la positivas, y tu nivel de tensión se reducirá enormemente.
8. Retírate en el momento adecuado
Está bien tener una actitud positiva frente a los conflictos y pensar en lo bueno, aunque en ocasiones, puede que el estímulo siga presente por más que lo intentemos evitar, porque esto no siempre depende de nosotros.. Por ejemplo, si nos provocan para que acabemos peleándonos. En estos casos, lo mejor es darse la vuelta y marcharse.