Escribe dos situaciones de tu vida cotidiana en que podamos evidenciar el uso de las magnitudes químicas.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Escribe dos situaciones de tu vida cotidiana en que podemos evidenciar el uso de las magnitudes químicas.
• Los pesticidas son productos químicos que se utilizan para fumigar cultivos de donde se obtienen nuestros alimentos
• Los alimentos nos proporcionan energía a través de reacciones químicas dentro de las células.
• Cada tipo de alimento tiene una composición química diferente, y ofrece diferentes aportes al cuerpo
• El helio es usado para inflar globos.
• La fotosíntesis es el proceso químico por el cual las plantas sintetizan (producen) los sacáridos.
• En el agua potable se incluyen diversas sustancias químicas como sales minerales.
• Las sustancias químicas en suspensión en el aire (conocidas como smog) dañan nuestra salud.
• Diferentes colorantes son compuestos químicos utilizados para dar un aspecto más atractivo a ciertos alimentos industriales
• Los alimentos también resaltan o cambian su sabor a través de compuestos químicos denominados saborizantes. Los saborizantes pueden imitar el sabor de un producto natural o bien desarrollar un sabor desconocido
• El azufre se utiliza en la reparación de neumáticos.
• El cloro es utilizado para blanquear ropa, desinfectar superficies y en pequeñas proporciones también para potabilizar el agua.
Explicación:
La Química es la Ciencia que estudia las propiedades de las diversas
sustancias y sus transformaciones. Se trata de una definición breve y concreta. Sin
embargo, probablemente no transmita a muchos lectores una idea cabal de la amplitud
de los temas que esta disciplina abarca, ni la posición central que ocupa entre las
ciencias naturales. Por ejemplo, muchos aspectos de la época contemporánea, a los
que frecuentemente se alude en los medios de comunicación, están estrechamente
vinculados con diferentes aspectos de la Química: el efecto invernadero, la lluvia
ácida, el agujero de ozono, la producción de alimentos, las pilas alcalinas, atletas
capaces de alcanzar nuevas marcas, los cosméticos, los medicamentos, la corrosión, la
batería de un automóvil, la información nutricional, el tratamiento de los residuos
urbanos, el problema de disponer de agua potable para una población cada vez
mayor,... Es más, pocas veces tomamos conciencia de que estamos completamente
sujetos a las leyes de la Química, y que cada momento de nuestras existencias depende
absolutamente del complejo y altamente ordenado conjunto de reacciones químicas
que tienen lugar en nuestros organismos y en todo lo que nos rodea.
Como vemos, la Química presenta una peculiaridad respecto de la definición
de su territorio. Éste es un saber de múltiples rostros, de innumerables ramificaciones
que se extienden tanto en las profundidades de la Tierra como en el espacio exterior,
que concierne tanto a la industria pesada como a la producción de medicamentos
altamente específicos y sofisticados. Nos encontramos ante una ciencia que traspasa
las fronteras de lo inerte y lo vivo, entre lo microscópico y lo macroscópico; una
ciencia que, siendo heredera de algunas de las técnicas más arcaicas que definen a la
humanidad, produce materiales ultramodernos con propiedades específicas
seleccionadas a priori.
La vastedad del territorio químico constituye de por sí un desafío y agrega
ciertos condicionamientos al proceso de enseñanza-aprendizaje de la Química.
Necesitamos construir modelos para racionalizar nuestro entorno. Por ejemplo,
generamos y utilizamos modelos, a escala atómica o molecular, para representar
conceptos y fenómenos complejos que nos sirven para comprender las
manifestaciones de un material dado en el mundo macroscópico. Para comprender la
Química, estos modelos son esenciales. Pensamos en términos de los modelos. Los
químicos solemos dar mucha importancia a lo visual: queremos “ver” la Química,
buscamos representaciones de moléculas y de cómo ocurre una reacción. Dibujamos
esquemas de estructuras moleculares y pretendemos poner en evidencia una
arquitectura en el espacio tridimensional. Empleamos toda clase de representaciones
de enlace químico: desde dibujos de estructuras de puntos, líneas, zig zags, modelos
moleculares con varillas, o combinaciones varilla-bola, hasta mapas de densidad
electrónica y esquemas computacionales.
Una de las dificultades que se detecta en los diversos niveles educativos se
puede resumir en el hecho de que el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Químicarequiere una construcción mental capaz de relacionar la estructura microscópica
(representada por modelos, no siempre fáciles de interpretar por quienes se acercan a
la disciplina, de conceptos como átomo, molécula, enlace, electrones, etc.) y el
comportamiento macroscópico de las sustancias (aspecto, propiedades, reactividad,
etc.), mediante un lenguaje (conceptos científicos y la propia nomenclatura química)
que además, suele resultar extraño, tanto para los alumnos de las materias relacionadas
como para el conjunto de la ciudadanía.