escribe 5 epitetos al sustantivo amor en un estado de pena y dolor, al sustantivo corazón en un estado de alegria
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Conozco tu corazón confiado, noble, afectuoso y sé perfectamente la herida profunda que ha de abrir en él un desengaño... Pero... yo no puedo olvidar que eres mi hermano, que mi mujer lleva tu nombre y que tengo el sagrado deber de velar por que este nombre no sea arrastrado por el suelo... Yo no quiero--añadió exaltándose--que este nombre, que ha de llevar también mi hijo, sirva de burla y escarnio a la gente.
Al llegar á Rouxmesnil, Herminia, que no había estado allí más que dos veces con la señorita Guichard y llevaba los ojos hinchados de llorar, la cabeza aturdida por el insomnio y el corazón oprimido por el pensamiento de la pena que debía experimentar Mauricio, creyó que entraba en una prisión.
Tenía entonces el corazón lleno de gratitud hacia la mujer hospitalaria que tan bien le había cuidado, pero ahora la encontraba mucho mejor y sus sentimientos se complicaban con un interés muy vivo por la encantadora persona que vivía con ella, y cuyo nombre no sabía siquiera.
Tenía que armarme de valor para detenerla y ofrecerme a compañarla, declarándole por el camino mi pasión, y explicándole con fuego los estragos que en mi pobre corazón habían hecho en tres días su nariz arremangada y su graciosa sonrisa.
El doctor miró con gran ternura a ambos, que mudos y trémulos aguardaban, y después besoles en la frente, diciendo: --He podido contemplar dos corazones generosos, y me alegro de lo que pasa.
Se sentó en un sillón, sacó una caja de pasta negra, me ofreció un polvo, tomó otro, y me dijo: --Nos encontramos en una situación sobre manera extraña: una joven, embellecida por Dios con cuantas virtudes pueden hacer respetable a una criatura, sola, pobre, desventurada, se encuentra entre nosotros dos; puesta primero, bajo la protección espiritual de un pobre exclaustrado, y amparada después, de una manera noble, desinteresada admirable, por un joven rico, viciado en el gran mundo, casi impío, pero que tiene un excelente corazón.
Agustín, herido en su sensible corazón, respondería infaliblemente: Aquí está el hombre.
Ellos, con el corazón henchido aún por la suavidad que aquellos instantes felices habían dejado en él, sonreían vagamente, aspiraban con deleite el aliento embalsamado del crepúsculo.
No se rompen fácilmente los lazos de una afección de veinte años, cuando se tiene un corazón tierno y generoso; Herminia fué la prueba.
Hay dos puros corazones Tan estrechamente unidos, Que de los dos los latidos Se responden á la par: Unos mismos sentimientos Á los dos á un tiempo agitan, Y si á un tiempo no palpitan Cesarán de palpitar.
Aquel joven corazón se ofrecía con ternura filial y no habla que hacer más que apoderarse de él.
Juanito era un niño tan hermoso de cuerpo como de alma, con una inteligencia clarísima y un corazón bondadoso y caritativo.
Se cruzaron jamás entre dos corazones honrados y sinceros parecidas fatalidades?...
Reynoso abría los ojos sin ver, tendía los oídos sin oír, no viendo ni oyendo más que los latidos de su corazón desgarrado.
La pobre Clara sentía el corazón apretado cuando su marido por ir a gozar la compañía de sus amigos la obligaba a levantarse de aquel asiento donde el amor la clavaba. ¡
Hubo mucha admiración para ella, pero también quedó algo para Tristán, cuya figura elegante despertó en los corazones femeninos una ola de incondicional aprobación.
Pintó su corazón herido por el abandono de un hombre á quien amaba y á quien su tío la había destinado desde la infancia.
Algunas veces le daba a ésta por hacerle un sin número de preguntas, enterándose de todos los pormenores de su vida; los disgustos de Miguel con su madrastra la enternecieron sobremanera, y se desató en injurias contra ella, diciendo que no tenía corazón y que era peor que las fieras de los montes; después alargó su diatriba a todas las señoras.--Mira Miguelito, que te lo digo yo; ninguna señora sabe lo que es conciencia; tienen el corazón más duro que una piedra; si es caso, vale más una pobre de la calle que todas esas señoras con su colorete y su ringo rango... No llevan nada que no sea postizo: el pelo, el color, los dientes... y otras cosas que no quiero decirte porqué eres todavía pequeño... Pocas gracias que sean bonitas de ese modo... ¡anda, anda!... ¡
La felicidad y bienestar de mi familia en tiempos mejores vino a sonreirme, a lastimar con sus alegres memorias mi dolorido corazón.
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5 epitetos al sustantivo amor en un estado de pena y dolor, al sustantivo corazón en un estado de alegria
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listo ya lo escribe