Escribe 5 cuentos de internet
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1: Carlitos era un niño al que siempre le había gustado jugar al fútbol con sus amigos. Incluso, cuando los mayores no le vigilaban, se atrevía a subirse a los árboles. Siempre estaba corriendo feliz de un lado a otro y cuando no sacaba la bicicleta para dar una vuelta era porque ese día había elegido el patinete.
Sin embargo, al cumplir seis años las cosas empezaron a cambiar: descubrió la tecnología. Si al principio solo usaba Internet para ver acrobacias con patines, poco a poco cada vez lo usaba más. Ahora desayunaba viendo vídeos en la tablet, en el colegio siempre le regañaban por estar con el móvil sin prestar atención a la profesora y las tardes las pasaba encerrado en casa jugando a videojuegos.
Carlitos había cambiado la vida real por una vida virtual, donde él ya no era el auténtico protagonista. Poco a poco fue perdiendo amigos. Incluso, su aspecto, que siempre había sido atlético, cambió.
Sus padres le regañaban y le pedían que saliera a la calle a jugar, que necesitaba que le diera el sol. Sin embargo Carlitos no les obedecía ni les entendía, ya que para él todo el mundo interesante y divertido estaba en Internet.
Fue así como cada día Carlitos descubría una cosa nueva en su cuerpo. Ahora le escocían los ojos y siempre le andaban lagrimeando. También empezó a tener problemas de rodillas y tobillos y apenas conseguía tenerse en pie. A él, esto no le importaba ya que creía que se estaba convirtiendo en un mutante parecido al de sus videojuegos.
Sin embargo, un apagón general en toda la ciudad fue la vuelta a la realidad de Carlitos. Al principio se enfadó mucho por no poder conectarse a Internet, pero según pasaban las horas empezó recordar la sensación del aire en su cara, la euforia de marcar un gol o las risas que compartía con sus amigos.
Fue entonces cuando escuchó una voz que venía de la cocina. No la reconocía muy bien pero pensó que sería de su madre. Y al pensar en ella, entendió que había pasado tantas horas frente al ordenador que ya no recordaba la cara de su mamá. Eso sí que le puso muy triste. Y empezó a llorar tanto que estuvo más de dos días llorando. Pero cuando consiguió volver a abrir los ojos descubrió que estaba en los brazos de su mamá, quien no paraba de besarle y limpiarle las lágrimas.
Desde entonces solo dedicó un rato corto al día a jugar con sus aparatos tecnológicos porque ahora para Carlitos era más importante ir al parque de la mano de su mamá.
2: Un perro muy hambriento caminaba de aquí para allá buscando algo para comer, hasta que un carnicero le tiró un hueso. Llevando el hueso en el hocico, tuvo que cruzar un río. Al mirar su reflejo en el agua creyó ver a otro perro con un hueso más grande que el suyo, así que intentó arrebatárselo de un solo mordisco. Pero cuando abrió el hocico, el hueso que llevaba cayó al río y se lo llevó la corriente. Muy triste quedó aquel perro al darse cuenta de que había soltado algo que era real por perseguir lo que solo era un reflejo.
3: Un murciélago cayó al suelo y de inmediato fue atrapado por una comadreja que detestaba las aves. Viéndose a punto de perecer, le suplicó a la comadreja que lo dejara vivir. La comadreja se negó, diciendo que era su naturaleza ser enemiga de todas las aves. Resuelto a no darse por vencido, el murciélago le aseguró que no era un ave sino un ratón. Dudosa, la comadreja se acercó al murciélago y al notar que este no tenía plumas, lo dejó en libertad.
A los pocos días, el murciélago volvió a caer al suelo y fue atrapado por otra comadreja. Sin embargo, esta comadreja sentía una gran hostilidad hacia los ratones. Nuevamente, el murciélago rogó por su vida. La comadreja se negó, afirmando que desde el día de su nacimiento es enemiga de todos los ratones. El murciélago le aseguró que no era un ratón sino un ave. La comadreja se acercó al murciélago y al observar sus alas, lo dejó volar. Fue así como el murciélago escapó dos veces.
4: Un mosquito voló por el prado y se posó en la punta del cuerno de un enorme toro. Después de descansar por un buen rato, se preparó para volar. Pero antes de irse se acercó al oído del toro para disculparse:
— Lamento haber usado tu cuerno como lugar de descanso. Debes estar muy contento de que me vaya ahora —dijo el mosquito.
El toro levantó la vista y respondió con indiferencia:
—Pequeño mosquito, gracias por compartirme tan grandiosa disculpa. Pero piensas demasiado bien de ti mismo. ¡Ni siquiera me di cuenta de que estabas allí!
Respuesta:
los tres cochinitos, lo 7 cabritos y el lobo feroz, caperucita roja, la tortuga y la liebre, pinocho