Escriba una carta dirigida al grupo de séptimo grado cuyo propósito es dar a conocer los
efectos de la globalización.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La globalización abre las puertas al comercio libre entre las naciones, lo que permite un mayor y mejor acceso a mercados que antes estaban cerrados. Además, estos mayores ingresos hacen que las empresas puedan invertir en tecnología y, así, competir mejor en los mercados locales e internacionales, generando empleo, y disminuyendo la pobreza, ya que la gente puede comprar productos de mejor calidad por un menor precio
Explicación:
Respuesta:
TE I: VISIÓN GLOBAL
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Al igual que en el caso del comercio, las transacciones financieras internacionales se
iniciaron en Europa junto con los orígenes mismos del capitalismo moderno (Kindleberger, 1984;
Braudel, 1994). En el siglo XIX, Londres era el principal centro financiero internacional y bajo su
hegemonía se consolidó el patrón oro como sistema de pagos internacionales y de regulación
macroeconómica. París fue su competidor más cercano y, a comienzos del siglo XX, se sumó
Nueva York. La suscripción de capital para grandes proyectos, especialmente de infraestructura y
recursos naturales fueron, junto con la creación de un mercado internacional de bonos de deuda
pública, las modalidades dominantes de los movimientos internacionales de capitales de largo plazo
en la primera fase de la globalización. A ellas se sumó el financiamiento del comercio internacional,
en torno al cual surgió una incipiente red bancaria internacional. Las modalidades de financiamiento
de largo plazo estuvieron expuestas a crisis recurrentes y prácticamente desaparecieron como
consecuencia de la depresión mundial de los años treinta, y el colapso del patrón oro y las
moratorias masivas que la acompañaron. Los acuerdos de Bretton Woods, adoptados en 1944 con el
fin de crear un sistema multilateral de regulación macroeconómica, basado en tipos de cambio fijos
pero reajustables y la prestación de apoyo financiero a los países que enfrentaban crisis de la
balanza de pagos, así como la aparición de la banca oficial de financiamiento internacional, tanto
nacional (bancos de exportación e importación) como multilateral (Banco Mundial y,
posteriormente, el Banco Interamericano de Desarrollo y otros bancos regionales), fueron las
respuestas a esta situación.
A su vez, la reaparición del financiamiento privado internacional de largo plazo a partir de la
década de 1960 fue producto de la nueva fase de estabilidad económica mundial, pero también de
una sucesión de factores: el excedente de dólares acumulado en ese decenio y de petrodólares en el
siguiente; el abandono del esquema de paridades fijas de Bretton Woods y la flotación de las
principales monedas a comienzos de los años setenta; el desarrollo acelerado del ahorro
institucional en la década de 1980, encabezado por Estados Unidos y el Reino Unido, y el
nacimiento de un mercado cada vez más amplio de derivados financieros en el último decenio del
siglo XX, que permitió subdividir los riesgos de los distintos activos y pasivos financieros.
La globalización financiera ha sido más rápida que la comercial y productiva, y se puede
argumentar, con razón, que vivimos en una era de hegemonía de lo financiero sobre lo real
(CEPAL, 2001a). Ambos procesos tienen como telón de fondo un profundo reordenamiento
institucional a nivel mundial, cuyo elemento esencial ha sido la liberalización de las transacciones
económicas internacionales, corrientes y de capital. Sin embargo, el diseño de nuevas reglas
económicas globales sigue siendo insuficiente y muestra claros vacíos institucionales.
En cambio, no ha habido una liberalización paralela de los flujos de mano de obra, que son
objeto de una estricta regulación por parte de las autoridades nacionales (salvo entre los países
miembros de la Unión Europea). Ésta es una de las grandes diferencias entre la primera y la actual
fase de la globalización. La primera estuvo acompañada por dos grandes flujos de migración: de
mano de obra europea hacia zonas templadas y de mano de obra, asiática en su mayor parte, hacia
zonas tropicales. En conjunto estas corrientes migratorias abarcaron a cerca del 10% de la población
mundial de entonces (Banco Mundial, 2002a).
A esto se suma el sesgo de la regulación de los flujos migratorios contra la mano de obra no
calificada que, en consecuencia, tiende a movilizarse por canales irregulares. Este hecho expone a
los inmigrantes al abuso de los traficantes de trabajadores, acentúa su indefensión ante las
autoridades y genera otra presión a la baja de la remuneración del trabajo menos calificado en los
países receptores. Estas modalidades de regulación de las migraciones absorben los recursos
humanos más calificados, y relativamente escasos, de los países en desarrollo. Por lo tanto, la
segmentación de la movilidad laboral está contribuyendo a acentuar las disparidades de ingreso por
nivel de calificación, tanto en los países receptores como en los de origen.
Explicación: