escriba que tiene que hacer usted para construir un mejor país
Respuestas a la pregunta
Respuesta: Son muchísimas, pero más importantes Repensar el espacio político central del país, que es la tarea que los convergentes nos hemos propuesto estos meses, tiene que ver, sobre todo, con ofrecer el proyecto que la sociedad catalana necesita en estos momentos tan intensos y especiales que nos toca vivir. Se trata de identificar claramente cuáles son los retos que tenemos planteados como país y dar una respuesta fundamentada en los valores que compartimos la mayoría de los catalanes y que son esencialmente democráticos, igualitarios y meritocráticos. No es poco, pero apunto aquellos que creo son prioritarios: recoser el país, garantizar la prosperidad, combatir la corrupción, defender la autonomía de la sociedad civil y definirnos como nación de inmigrantes.
1- Recoser el país, después de una intensa crisis que ha hecho aumentar la pobreza y las desigualdades, se convierte, en cualquier caso, en prioritario. La desigualdad, como problema político, no es un tema exclusivamente catalán, pero en nuestro caso ha sido más intenso que en la mayoría de los estados europeos. La fractura social que incrementa la desigualdad pone en riesgo el "Catalan dream" -fundamentado en una alta movilidad social-, empobrece las clases medias, nos lleva a un país de "low cost" y debilita la democracia, facilitando el fortalecimiento de los reaccionarios de izquierdas y derechas. Dejar en manos de la izquierda reaccionaria la cuestión de las desigualdades se convierte en un error mayúsculo y no podemos hacer como la derecha neoliberal que considera que el problema no es tal. Ahora bien, a la hora de afrontar la lucha contra las desigualdades para recoser el país, necesariamente debemos asumir compromisos fuertes y arriesgados. Cuestiones como unos salarios justos y suficientes para los trabajadores, con una clara apuesta por el incremento sustancial del salario mínimo interprofesional; más inversiones en políticas educativas, especialmente para la primera infancia (guarderías) y para hacer efectivo el derecho a la formación a lo largo de la vida; prestaciones para la crianza de los hijos; el establecimiento de un sistema de garantías de ingresos para los parados de larga duración... devienen centrales y chocan con la lógica de la austeridad presupuestaria como dogma, la devaluación salarial como estrategia de país y la equivocada idea de que sólo con más personas ocupadas, sin importar los sueldos que se pagan, reduciremos la desigualdad. Y sabemos además que en la revolución tecnológica en la que estamos inmersos y que se acelerará en los próximos años, la desigualdad como problema será aún más relevante. Las cuestiones relacionadas con la educación y la creatividad de las personas son fundamentales a la hora de garantizar un país con un fuerte nivel de cohesión social y un buen funcionamiento del ascensor social. No nos podemos distraer en un país que se fundamenta, no en los antepasados que compartimos, sino en el proyecto de vida que compartimos aquellos que vivimos en Catalunya.
2- Llegar a ser una economía próspera, que genera servicios y productos con alto valor añadido es fundamental si no queremos acabar siendo un país de segunda, que no es capaz de ofrecer oportunidades a los jóvenes mejor formados, ni de reducir las insoportables tasas de paro que sufrimos, ni de generar la riqueza que nos permite financiar un buen sistema de protección social. La izquierda reaccionaria no tiene una propuesta seria y la derecha neoliberal lo fía todo a la lógica del mercado. Hace falta una visión que combine la confianza en las empresas y los emprendedores y atribuya a los gobiernos un papel estratégico evidente. Desde este punto de vista, los planteamientos "business friendly" son fundamentales y afectan a cuestiones tales como una mejor regulación de las actividades económicas, reduciendo la carga burocrática para las empresas; una revisión a fondo de la fiscalidad para hacerla más equitativa y más estimulante para los emprendedores pero que haga que los grandes patrimonios y las multinacionales asuman sus responsabilidades; la integración de las cuestiones medioambientales en la cadena de valor; la liberalización de determinados sectores y la lucha contra los grandes oligopolios, como el energético, que hacen imposible una real competencia. Ésta es una agenda que choca con muchos poderes establecidos y con muchas inercias, pero que es imprescindible si queremos garantizar la prosperidad y que debe ir acompañada necesariamente de un activo papel del sector público en el ámbito de las infraestructuras y en el apoyo a la investigación y desarrollo. ¡Necesitamos más mercado, también mejor mercado, y necesitamos sobre todo un buen e inteligente estado!
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