Es sobre la belle Époque
tengo que terminar la frase
Respuestas a la pregunta
Respuesta:ueron años de progreso tecnológico, de lucha por la igualdad de derechos, de brillantez intelectual, de consumo. Frente a años inmovilizados bajo tierra, con lo mínimo, ahogados en una guerra sin sentido. Fueron los años de la vida frente a los de la muerte. No extraña que, tras la contienda, la nostalgia bautizara los tiempos de preguerra como la dorada Belle Époque.
Sumergirse en la sociedad de principios del siglo XX es tan fácil como embarcar en el Titanic. Mujeres con elegantes vestidos, largos y ceñidos a la cintura —imprescindible: el corsé, el tocado y la sombrilla—; hombres con traje, sombrero y bastón, siempre pendientes de sus negocios. Estamos en un sistema de clases y tres de cada cuatro pasajeros llevan billetes de tercera y segunda —gente que había alcanzado el éxito con su trabajo—. Pero algo había cambiado. La aparición de la burguesía y la economía de consumo alienta la posibilidad de progreso y de mejora. El desarrollo de las actividades industriales y comerciales junto a las nuevas técnicas de cultivo hacen soñar con bienes de consumo hasta ahora reservados a unos pocos.
A pesar de este optimismo, hay que ser consciente de que la Belle Époque no fue igual de 'bella' para todos; he ahí la tercera clase. Las desigualdades sociales no habían desaparecido. Aunque cada vez más gente abandonaba su vida en los pueblos para acudir a las fábricas en la ciudad, el sector de la agricultura seguía siendo la base del continente. Tampoco se pueden dejar de lado las diferencias entre unos países y otros: «La Europa atrasada» llamaban a parte de la periferia, de donde partían numerosos inmigrantes —junto con las clases bajas del resto de Europa— en busca del sueño americano.
No obstante, y a pesar de que ésta era la realidad más generalizada, los progresos de la época, visibles en las grandes ciudades, eclipsan estos años.
A pesar de este optimismo, la Belle Époque no fue igual de 'bella' para todos; he ahí la tercera clase. Las desigualdades sociales estaban muy presentes aún
Prensa y opinión pública
Pero volvamos al Titanic. Los dueños de la White Star Line buscaban un gran titular. Y lo consiguieron. Durante la primera década del siglo XX, el poder y el impacto de la prensa en la sociedad ya era indiscutible. El crecimiento imparable de las ciudades, el aumento de la alfabetización y la aparición de nuevos grupos sociales favoreció el 'boom' de las comunicaciones. En 1910, París contaba con 70 periódicos y se vendía un ejemplar por cada 6 o 7 habitantes. El nacimiento de la conciencia política y la opinión pública llegaron de la mano —y con ellos, el movimiento obrero y la lucha por la igualdad de derechos—.
Sumario
Portada del suplemento de 'Le Petit Journal' sobre el 'caso Dreyfus'.
En cuanto a los contenidos, sorprendería el grado de cercanía con la prensa actual. Además de las cuestiones políticas y los distintos avances, hubo escándalos en los que la opinión pública se convirtió en un protagonista más. Ejemplo de ello fue el 'caso Dreyfus' —un general del Estado Mayor condenado injustamente por espionaje debido a su condición de judío— o el del asesinato del director de 'Le Figaro' a manos de Madame Caillaux, esposa del ministro de Finanzas. Ambas historias 'revolucionaron' Francia.
También existía ya un espacio para la incipiente publicidad —lociones para el cabello, moda, medicamentos... — y por supuesto, para la cultura. En algunas publicaciones se incluían por fascículos novelas de detectives —como las de Emilio Salgari—, y otras tan familiares como 'Ana Karenina', de Tolstoi. Fue en estos años cuando nacieron las revistas dirigidas a las mujeres como 'Women's World' (1903) o la española 'El hogar y la moda' (1909) .
El cine y los grandes almacenes
Gimnasio, cancha de squash, piscina, baños turcos, peluquería, biblioteca, cuarto oscuro para los fotógrafos, restaurantes... Los artífices del Titanic no escatimaron en zonas de ocio, pero les faltó llevar 'lo último' a cubierta: una sala de cine. Fue en 1895 cuando los hermanos Lumiére presentaban el cinematógrafo a la sociedad. A partir de ese momento, fue imparable. En un principio fueron itinerantes en cafés, ferias, teatros... sus proyecciones eran más bien cortas y tenían un carácter popular. Luego llegaron Leon Gaumont y los hermanos Pathe y abrieron salas desde Rusia hasta España. Es más, uno de los cines más famosos de la época era el Gaumont Palace de París —con un aforo de 3.000 espectadores fue inaugurado en 1911—. Como curiosidad, fue ese mismo año cuando David Horsley creó el primer estudio de cine en Hollywood.
Explicación: