es posible expresarse simbólica y estéticamente en una composición?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Solo el hombre puede apreciar el símbolo y leer con ojos invisibles lo que las cosas evocan. La capacidad imaginativa del hombre le permite escalar a niveles de realidad que van de lo visible a lo invisible, de lo superficial a lo esencial, y por medio de la analogía relacionar las cosas de este mundo, hallando lo pequeño en lo grande y lo grande en lo pequeño. Solo el hombre puede ver en los claroscuros de una tormenta la lucha universal del bien contra el mal, o en el beso de un ángel la aspiración interna de identidad con el alma.
Es en este punto donde tenemos que hablar del arte, no solo como creación sensible, formal y bella, sino también de su mensaje , de su contenido.
Es mucho también lo que se ha escrito a lo largo del tiempo sobre la importancia simbólica del arte, como elemento de transmisión. De hecho en el arte siempre se ha depositado la función de transmisión de las más elevados concepciones que el hombre hay podido tener, desde aspectos religiosos hasta el sentido de orden y justicia, todo se ha tratado de expresar siempre en símbolos a través del arte.
Un símbolo es un receptáculo formal de una idea, sea esta idea superficial o profunda. El símbolo nos conduce a ella. En el símbolo se da la dualidad alma-cuerpo, continente y contenido.
Por otro lado el lenguaje del símbolo no es racional, conceptual y lógico sino intuitivo y evocador, nos conecta por analogía natural con las ideas sin intervención de la razón.
El símbolo puede evocar recuerdos, actúa como un catalizador de elementos asociados, ya sea por experiencia o por convención, pero lo que más nos interesa del símbolo es la capacidad de abrir puertas a realidades más profundas y elevadas para despertar de alguna forma los recuerdos del alma.
En cierto, modo esto sucede en el Arte a través de su poder de evocación simbólica. Por ello, en la obra de arte no solo ha de cuidarse su aspecto formal sino la idea que encarna en ella, y ha de haber una comunión fundamental entre continente y contenido, entre la forma y el aliento que la anima, entre cuerpo y alma, como lo hay en la vida.