Es cuando una persona hace lo que quiere sin importar dañar a otras personas, su entorno o así mismo
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Te machaca porque a tu lado se siente débil. Hay dos maneras de crecer como persona, promocionar en la empresa o superarte en cualquier faceta. Una, trabajar con esfuerzo, pasión y perseverancia en el cambio, la formación y el proyecto, tratando de controlar lo que depende de uno. La segunda, pisotear y machacar a los que tienen alrededor, minar su autoestima, de tal forma que nadie se sienta fuerte y capaz de superarlos. Está claro que el ruin opta por esta segunda opción. No está ni preparado ni es capaz para superarse él mismo, así que necesita destruir su entorno para quedarse vencedor.
Habla de ti a tus espaldas. Sin pudor, sin prudencia, sin educación. Le da seguridad hablar mal de los demás, compartir información íntima que pueda perjudicarte o que te deje en mal lugar. La mayoría de ellos además son cobardes y negarán haber dicho lo que sí han compartido.
Te limita la información para dejarte en ridículo y que quedes como poco competente. Este punto es especialmente peligroso en el ámbito profesional y empresarial. Muchas veces confías en que tus compañeros te están informando, ayudando y facilitando, cuando es todo lo contrario. Y de forma sutil, se hacen los despistados para que no puedas competir en igualdad.
Malmete. El que malmete, enreda. Es la típica persona liante que sabe de todo el mundo, indiscreta, que cuenta lo que no debe de forma intencionada. Sabe que deja en mal lugar a los demás, pero no le importa, no le afecta. No te puedes fiar de ninguno de sus comentarios ni de los juicios de valor que hace de la gente. Lo mismo hará contigo cuando no estés presente. Le gusta ser el perejil de todas las salsas. Son personas muy peligrosas que juegan con información delicada, personal y profesional. Y ahora con las redes sociales hay que tener mucho más cuidado con ellos. Terminas enfadado con gente con la que no tenías motivo por todos los rumores y comentarios de la persona lianta. Antes de enfadarte con alguien por el “me han dicho que dijiste”, si la persona te interesa, pregunta que hay de cierto en lo que te ha llegado. Verifica tu información.
Está de mal humor. Los ruines no se soportan a ellos mismos. Estar pensado como dañar, copiar, manipular, consume mucha energía. Su vida no consiste en disfrutar de lo que tienen, en estar presentes, tener paz. Su vida es una constante superación, ganar, estar por encima de otros, sentirse poderosos a través de valores equivocados. Es muy difícil estar de buen humor y relajado siendo protagonista de un ambiente tan tenso y hostil.
Una persona ruin es una persona mezquina. Carece de sentimientos nobles. Le da igual a quien arrase en el camino. Como no lo sufre, es capaz de pensar en términos dañinos. El dolor, la vergüenza, la culpa son emociones muy útiles que nos informan de que nos estamos equivocando cuando hacemos daño a alguien sin intención de hacerlo. Sentirnos mal permite pedir perdón, corregir y aprender para no volver a sentirnos así. Pero si no lo sientes, no padeces.
Maltrata verbal o físicamente. No solo a personas. Ruin es aquel que maltrata también a los animales, que trata con desprecio el mobiliario urbano, las plantas de los parques, que daña lo que tiene alrededor. Es desconsiderado, agresivo e irrespetuoso.
Se regodea y disfruta con el dolor de otros. Ver a los otros caer es un alivio. La persona ruin puede ser celosa y envidiosa, por lo que la derrota y el dolor de los demás es una victoria para ella. Carece de empatía.
No se comportan de forma cívica ni humana. Si ven caminar o cruzar con lentitud o torpeza a un anciano un paso de semáforo son capaces de pitarle y de menospreciar sus limitaciones. O se ríen de las personas con capacidades diferentes. Hacen chistes fuera de lugar e impropios de los que se encuentran en desventaja o en minoría. La burla forma parte de sus vidas. Burla sin escrúpulos.
Desprecia por norma general. No da valor a la gente, a lo que tiene, a los valores, al tiempo de otros. Piensa que lo merece todo por derecho propio. No es capaz de tener una palabra de agradecimiento ni con las personas ni con los momentos de la vida.
Lo peor del caso es que el ruin, como en la mayoría de situaciones no lo sufre, tampoco hace nada por cambiar. Así que si esperas que la persona que tienes al lado algún día se dé cuenta de su comportamiento deshonesto, ruin, maleducado y otras lindezas, estás perdiendo el tiempo. Una vez que se cruzan ciertos límites, se les pierde el respeto y no hay vuelta atrás.