¿es correcto que feliciten a alguien por una idea que no es suya? texto largo.
Respuestas a la pregunta
El tema de este trabajo es un acto de habla intrínsecamente cortés que apenas ha sido estudiado hasta ahora, y ciertamente no en español: se trata del acto lingüístico de «desear(le algo a alguien)» o de «hacer votos (por algo)»3, cuyos equivalentes en otras lenguas son los verbos realizativos explícitos «to wish», en inglés; «Wünschen» en alemán; «souhaiter» en francés; «augurare» en italiano y «a ura» en rumano.
En su diccionario de los verbos realizativos del inglés, Wierzbicka (1987) incluye «to wish» bajo dos acepciones diferentes, como acto mental y como acto de habla (completamente separado, sin embargo, de «to make a wish» -esp. «pedir un deseo»- que cumple una función diferente)4. Por su parte, Stavroula Katsiki (2000, 2001), al comparar la expresión de los deseos en francés y en griego, define este acto de habla como un enunciado producido por un locutor (L1) y dirigido a su interlocutor (L2), mediante el cual L1 expresa su deseo de que en el futuro de este último se produzca un estado de cosas positivo (aunque, como mostraré más adelante, esta definición se puede ampliar, haciéndose extensiva al hablante y/o a terceras personas estrechamente relacionadas con el interlocutor). Según Katsiki, hay una forma de superstición implícita, muchas veces inconsciente, que subyace a la formulación del deseo, cuya meta ilocutiva última parece ser, como diría Searle, «hacer que el mundo se parezca a las palabras» (motivo por el cual, agregaría yo, algunas personas religiosas invocan explícitamente la ayuda o colaboración de Dios al respecto). Además, el deseo cumple una clara función relacional, representando (al igual que los cumplidos), una especie de «regalo verbal» que valoriza la imagen positiva del interlocutor, con quien el hablante trata obviamente de «quedar bien». Finalmente, el deseo constituye un poderoso marcador ritual de solidaridad entre los miembros de un grupo social, quienes, al emplearlo, reafirman su pertenencia a la misma comunidad discursiva y su adhesión al mismo sistema de valores éticos y de códigos de conducta.
Como todo acto de habla, el deseo debe realizarse cumpliendo con ciertas condiciones de adecuación, que se pueden formular de la siguiente manera (véanse Wierzbicka, 1987 y Katsiki, 2001). La condición preliminar supone que el estado de cosas indicado por el contenido preposicional del deseo sea realizable, pero que no se haya realizado (o al menos no se haya realizado en forma definitiva) en el momento de la enunciación. La condición de sinceridad requiere que el hablante debe, incluso al acudir a fórmulas rituales fijas, esforzarse por crear la impresión de que está siendo sincero, al usar, por ejemplo, entonaciones convincentes o expresiones de refuerzo con el verbo realizativo desear, como «sinceramente», «con toda el alma», «de todo corazón», etc. La condición de apropiación contextual implica adecuación al contexto situacional y al contexto del oyente, lo que significa que el deseo debe formularse en el momento y/o las circunstancias apropiadas5 y que debe ser pertinente para el destinatario (o sea, inscribirse en su sistema de valores, aludir a una característica particularmente importante para los interlocutores, etc.). Asimismo, la condición de temporalidad requiere que el deseo se formule antes (y no después6) de cumplirse el plazo al que alude su contenido preposicional, pero no demasiado temprano tampoco; de ahí la necesidad de tomar «precauciones lingüísticas» especiales en el caso de los deseos retrasados (como en las tarjetas impresas en inglés con la fórmula Happy belated birthday!) o anticipados (por ejemplo, Buen viaje, si no te vuelvo a ver antes de que salgas). Por último, la posición dentro de la interacción es un requisito importante para el éxito del acto de habla de que nos ocupamos, ya que la gran mayoría de los deseos ocurren dentro de las dos secuencias rituales más altamente estructuradas de la interacción: el inicio o la clausura (o preclausura) de la interacción; los deseos que ocurren, de forma bastante infrecuente, en medio de la interacción dependen exclusivamente del desarrollo, verbal o de otro tipo, de la misma (por ejemplo, cuando uno estornuda, menciona a un difunto, levanta la copa para brindar, etc.).