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TEXTO:
La leyenda del hornero
Una mañana de sol, el joven Jahé iba por la orilla del río siguiendo las huellas de un carpincho, cuando un bellísimo canto llamó su atención.
“Nunca antes había escuchado esta melodía…¿Será de un pájaro peregrino”?, se preguntó y buscó con la mirada de dónde provenía aquel canto.
Grande fue su sorpresa al notar que la melodía no provenía de un ave, sino de una muchacha de rostro dulce y cuerpo de junco.
Jahé y la bella cantora se enamoraron al instante.
Al tiempo de frecuentarse, quisieron formar una familia. Pero para eso, Jahé tenía que someterse a las tres pruebas que marcaban la mayoría de edad.
“¿Cuánto falta?, se preguntaba Jahé una y otra vez, mientras su amada contaba los días tallando rayitas en la corteza de un árbol.
La llegada del otoño cambió el paisaje y marcó el inicio de las pruebas. Pero ese año, la hija del cacique también alcanzaba la mayoría de edad y su padre prometió que la daría como esposa a quien se destacara en esos desafíos.
La primera prueba era una carrera a pie. Jahé corrió más rápido que el viento y llegó primero.
“Pero no quiero casarme con la hija del cacique…¿Qué puedo hacer?” pensaba Jahé mientras los otros competidores se acercaban a saludarlo.
La segunda prueba era una carrera a nado contra la corriente. Jahé nadó tan rápido que el murmullo del río quedó detenido.
“Cada vez estoy más cerca de demostrar que soy un hombre. Pero cada vez, estoy más cerca de demostrar que soy un hombre. Pero cada vez estoy más lejos de mi bella cantora…” pensaba Jahé, y esquivaba la mirada soñadora de la hija del cacique.
La tercera prueba era la más difícil. Consistía en ser encerrado en un cuero de animal y permanecer allí, nueve días y nueve noches sin alimento ni bebida.
Uno a uno los jóvenes de la tribu, abandonaron la prueba. Al final, solo quedaron Jahé y su amigo Aguara. Aguara no aguantó más y comenzó a retorcerse para que lo sacaran de allí. Estaba desfalleciente y tardó bastante tiempo en recobrar el aliento.
La tribu se olvidó de Jahé, que para entonces era el vencedor.
Cuando lo rescataron, se había vuelto del tamaño de un ave. Su piel curtida y sus cabellos enredados se habían convertido en un brillante manto color avellana. Su boca era un pico, sus piernas, unos delgados palitos terminados en pequeñas garras. Era un pájaro.
La hija del cacique fue desposada con su amigo Aguara.
Jahé se refugió entre las ramas de un lapacho y ensayó el melodioso canto que tantas veces había escuchado en la voz de su amada. Al escucharlo, la bella cantora, supo que era él y que la estaba llamando. Entonces, su rostro dulce y su cuerpo de junco, también se fundieron en una frágil figura color avellana.
Y allí están cada vez que el paisaje se vuelve ocre. Amasan barro y construyen su nido. Un nido cómodo y resistente que parece un horno para pan.
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eeemmm ni idea nada mas te ago esto por que nesesito puntos
te canto una cancionnnn
no se que le pasa a esto dicen que no ganan pero yo ni juego a eso agan lo que quieran yo en esa nunca me meto mientras miran nuestro juego ya creamos algo nuevo,por que por que no ay por que. bay
ThiagoPantol:
messirve pa gracias
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