Enseñanza de la sacrificacion de jesus plsss
Respuestas a la pregunta
Tal como Jehová le había advertido, Adán murió con el tiempo. Dios lo había formado del polvo del suelo, y le dijo que volvería al polvo del suelo. El primer hombre no siguió vivo en otra forma o en otro lugar. Acabó tan muerto como el polvo del cual había salido (Génesis 2:7; Eclesiastés 9:5, 10).
Morimos porque somos descendientes de Adán
“Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Romanos 5:12.)
Personas alrededor de un ataúd en un cementerio
La desobediencia de Adán, su pecado, tuvo terribles consecuencias. Para empezar, Adán perdió su vida, pero no una vida como la nuestra, de 70 u 80 años: perdió la oportunidad de vivir para siempre. Además de eso, dejó de ser perfecto, por lo que todos sus hijos nacieron imperfectos.
De Adán, todos hemos heredado la imperfección, es decir, la tendencia a pecar, y un cuerpo que con el tiempo muere. Pablo describió muy bien nuestra situación con estas palabras: “Yo soy carnal, vendido bajo el pecado. ¡Hombre desdichado que soy! ¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte?”. Él mismo respondió: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:14, 24, 25).
Jesús entregó su vida a fin de que pudiéramos vivir para siempre
“El Padre ha enviado a su Hijo como Salvador del mundo.” (1 Juan 4:14.)
Jesús colgado en un madero de tormento
Jehová tomó medidas para que pudiéramos librarnos de los efectos del pecado y del castigo de muerte eterna. ¿Qué hizo? Envió a su querido Hijo a la Tierra para que naciera como un hombre perfecto igual a Adán. La diferencia fue que Jesús “no cometió pecado” (1 Pedro 2:22). Por eso nunca fue condenado a muerte y podría haber vivido para siempre.
No obstante, Jehová permitió que su Hijo fuera asesinado por sus enemigos y tres días más tarde le devolvió la vida. Jesús resucitó como un ser espiritual y poco después regresó al cielo. Allí presentó delante de su Padre el valor de su vida humana perfecta para recuperar lo que Adán había perdido tanto para él como para sus descendientes. Jehová aceptó el sacrificio de su Hijo y eso ha abierto la puerta para que todo aquel que ponga fe en Jesús pueda recibir vida eterna (Romanos 3:23, 24; 1 Juan 2:2).
Así es, Jesús compró con su vida lo que Adán había perdido. Murió a fin de que pudiéramos vivir para siempre. La Biblia dice que “por la bondad inmerecida de Dios [Jesús probó] la muerte por todo hombre” (Hebreos 2:9).
Todo esto nos dice mucho acerca de Jehová. Debido a la imperfección, los seres humanos no podían satisfacer los requisitos que las elevadas leyes de Dios exigían para su salvación. No obstante, por amor y misericordia, Dios decidió cumplir él mismo sus propios requisitos. Pero para liberarnos de la muerte tuvo que pagar un alto precio: entregó la vida de su propio Hijo (Romanos 5:6-8).
Jesús fue resucitado, y otros también lo serán
“Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte. Pues, dado que la muerte es mediante un hombre, la resurrección de los muertos también es mediante un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:20-22.)
Personas alegres por reencontrarse en la resurrección
No hay duda de que Jesús existió y de que murió, pero ¿cómo sabemos que volvió a vivir? Una de las pruebas más sólidas de la resurrección de Jesús es que se apareció a muchas personas en diferentes lugares y momentos. En una ocasión se apareció a más de 500 personas. El apóstol Pablo habló de esa aparición en la carta que escribió a los cristianos de Corinto. Incluso dijo que algunos de los testigos seguían vivos, dando a entender que ellos podían dar fe de lo que habían visto y oído (1 Corintios 15:3-8).
Es interesante el hecho de que Pablo haya llamado a Cristo “las primicias”, o el primero en ser resucitado, pues eso significa que habría más personas que resucitarían. Jesús mismo dijo que llegaría el día en que “todos los que están en las tumbas” oirían su voz (Juan 5:28, 29).
Si queremos vivir para siempre, debemos tener fe en Jesús
“Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16.)
Las primeras páginas de la Biblia hablan de la época en la que apareció la muerte y desapareció el jardín de Edén. Las últimas páginas hablan del día en el que desaparecerá la muerte y Dios convertirá la Tierra entera en un paraíso. Cuando llegue ese día, la gente podrá vivir vidas felices y productivas para siempre. Revelación (Apocalipsis) 21:4 promete que “la muerte no será más”, y para asegurarnos que podemos confiar en esa promesa de Dios, añade en el versículo 5: “Estas palabras son fieles y verdaderas”. Todo lo que Jehová promete, lo cumple sin falta.