Castellano, pregunta formulada por NIAN1814, hace 1 año

ensayo sobre la valentía​

Respuestas a la pregunta

Contestado por andreaenam03
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Respuesta:

Breve Ensayo Sobre La Valentía.

En sí misma, la valentía pareciera ser materia incapaz de salirse de los límites que, cánones primitivos, tribales y machistas en los que nos toca movernos, le han impuesto desde que el universo es mundo; vale decir, que para ser valiente, hay que ser un Pulgarcito/a capaz de cortar muchas cabezas de Goliaths, hay que cargarse a alguna especie de dragón o de monstruo, o tirar muchos tiros en situación desventajosa y que La Providencia se encargue de guiar nuestros dardos, si no, ¿de qué estamos hablando, cuando de valentía hablamos? Yendo ahora para la vereda de enfrente, la cobardía aparece cuando no se responde a la altura de la hipotética hazaña, de las realizaciones épicas hollywoodenses y joli boludas. Ambos estados de ánimo, por así llamarlos, asumen otras muchas formas en la vida común, la de todos los días, siendo que una de las más comunes manifestaciones de cobardía cotidiana la vemos preclaramente en esos matrimonios en que uno o ambos cónyuges prefieren seguir encadenados en una relación enferma y que sus días se vayan por el inodoro desintegrándose en un vacío opaco que desembocará en unas bodas platino y de oro con la desdicha; por temor a "la soledad", al cambio, a lo que vayan a pensar los vecinos o vaya a saber a qué leches. Una resignación bovina que se instala con su corte de amargas derrotas a ver televisión y tejer al crochet en medio del living. Lo que les quiero comentar es algo sencillo y extraordinario a la vez, y pretendo enhebrar estas dos mostacillas antitéticas y de apariencia incoherente que acabo de esbozar, en el lazo de un sentido. Veamos : hace mucho que he dejado de ser amigo del señor "Y" y del señor "X", y sin embargo he seguido manteniendo una relación amistosa con el padre de ambos, un hombre de más de 80 años que a veces viene a tomar un café a casa. Bien, este señor me dice un día, entre los "cómo anda y ¿Qué se cuenta mi amigo?" Me separé. Me dijo que planeaba comprarse un coche e irse con un amigo a recorrer Sudamérica. El nunca había estado en Brasil y Colombia le hacía mucha ilusión también. Depende cuanto le pagaran del juicio que esperaba, quizás la gasolina podría llegar hasta Costa Rica. Esto me llevó a pensar en una extraña paradoja; todos los enamorados, los versos y las canciones de amor, hablan de la maravilla de pasar todos los instantes de la vida junto al objeto de nuestro idilio. Mi octogenario amigo ya lo ha hecho y ha emergido harto y repodrido. De las chiripiorkas, de los gritos, de las caras de sarmiento  de los pedos en la cama, de los desaires, de los vaya a saber qués, de la falta de detalles y de los pequeños detalles negativos que liman a una relación hasta dejarla lisita lisita, redonda, sin aristas y lista para rodar imparablemente cuesta abajo. Veo entonces a hombre de más de ochenta años que de buenas a primeras se cuelga un banjó al cuello y canta: " aunque me quede un sólo día de vida, ¡quiero pasarlo sin ti!" , y blandiendo una espada de aire le corta la cabeza a la medusa de una rutina abyecta que ya le tenía tragado el resto de su vida, y con su trofeo debajo del brazo se arroja en las turbulentas aguas de la libertad.

Valientes , lo que se dice valientes, muy pocas gentes acuden a mis mientes.

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