ensayo sobre europa después de la gran guerra
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Europa iniciaba el siglo XX intentando mantener las fronteras que se habían configurado con el Tratado de París de 1814 y el Congreso de Viena de ese mismo año, pretendiendo mantener un equilibrio de poder en el Viejo Continente. No obstante, ese equilibrio ya se había derrumbado. Las revoluciones liberales de 1820, 1830 y 1848 habían visto nacer a Bélgica o Grecia y habían aupado a los nacionalismos, que debilitaron al Imperio otomano y al austrohúngaro, y dieron lugar a las unificaciones alemana e italiana. Así, los cambios fronterizos en Europa tras la Primera Guerra Mundial parecían inevitables, y el mapa político de 1914 estaba destinado a cambiar.
A las puertas de 1914 Europa llegaba dividida en tres bloques de Estados. Por una parte, estaban las grandes potencias tradicionales como Francia, Reino Unido y Rusia, que querían mantener el orden establecido un siglo antes en Viena. Por la otra, se encontraban las antiguas potencias plurinacionales, ahora debilitadas por las pérdidas territoriales y, sobre todo, por los nacionalismos, compuestas por Austro-Hungría y los otomanos. A estos había que sumar un tercer bloque, que aspiraba a que se reconociese su posición como nuevas potencias, compuesto por las recién unificadas Italia y Alemania.
El juego de alianzas de la Primera Guerra Mundial llevó a enfrentar a las grandes potencias tradicionales, agrupadas en la Triple Entente, también conocida como Entente Cordiale, contra las potencias en declive y las nuevas potencias, agrupadas en la Triple Alianza. Sin embargo, Italia, al ver reconocida sus pretensiones como nueva potencia por la Entente, cambió de bando, posicionándose finalmente al lado vencedor.
El Tratado de Versalles posterior no satisfizo a nadie. Para los derrotados era una paz humillante y para los ganadores una paz incompleta. Las bases para otra Guerra Mundial estaban establecidas. El Imperio otomano y el austrohúngaro fueron finalmente desmantelados, y el ruso entró en guerra civil. Nacieron muchas e inestables democracias en pequeños Estados jóvenes, y con importantes minorías turcas, rusas y alemanas.
Los cambios fronterizos respecto a la Europa de 1914 fueron importantes: Francia recuperó Alsacia y Lorena; Italia se hizo con el Tirol meridional; Polonia renació a costa de territorio austriaco, ruso y alemán; Rumanía se anexionó buena parte del territorio húngaro; Serbia se hizo con una parte importante del territorio austrohúngaro, además de Montenegro, lo que daría lugar a Yugoslavia; Grecia tomó el sur de Bulgaria y partes de Turquía, aunque después perdió estas últimas; Austria y Hungría se separaron; nació Checoslovaquia, además de una serie de breves repúblicas en el antiguo Imperio ruso que acabarían siendo anexionadas por la URSS, con la excepción de Finlandia.
Otros dos eventos cambiarán de nuevo el mapa europeo. El primero fue la Segunda Guerra Mundial, que modificó las fronteras alemanas, polacas y soviéticas. El segundo el fin del bloque soviético con la caída del Muro de Berlín, al que siguió la descomposición de la URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia, y la reunificación de Alemania.