Filosofía, pregunta formulada por SEMANA02, hace 11 meses

ensayo o fragmentos acerca de la existencia auténtica e inautentica

Respuestas a la pregunta

Contestado por edwinm348
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Respuesta:Muerte y autenticidad existencial

En Ser y tiempo, Heidegger considera la muerte como una tentativa de captar la posibilidad de ser un todo del Dasein, o el ser humano por su propio ser. Si el ser humano es definido ontológica y existencialmente como su “estar ahí”, ¿de qué modo puede ser aprehendido en toda la gama de la existencia de Dasein? Dicha escala tendría que incluir no sólo origen o nacimiento a la existencia (a los que Heidegger da menos atención, como Hannah Arendt ha señalado, que a la noción de arrojamiento), sino también su fin. La muerte es el fin del Dasein, sin embargo, con respecto a cualquier existencia individual, es siempre excepcional, nunca todavía alcanzada, y la totalidad o plenitud del Dasein se nos escapa o es marcada por el cierre imposible: para cuando el Dasein muere, o como Heidegger señala, cuando alcanza su posibilidad más extrema, ya no está allí, ya no es, y por lo tanto nada es. En este sentido, uno puede incluso preguntarse, como lo hace Blanchot, si es posible morir en absoluto, ya que la muerte oblitera al individuo que podría ser el sujeto de esa oración.

En las elegías (comenzadas en 1912 y completadas una década más tarde), las figuras de los héroes caídos y los niños muertos son evocadas como una amplificación poética del tiempo (en concreto como una forma de incluir el pasado y el futuro en el presente) que relativiza su pérdida a la memoria poética. Rilke atribuye a la muerte un sentido de purificación antes que un anonimato degradante. Se trata de un ideal que, como escribe Blanchot, “está por encima de la persona, no es la brutalidad de un hecho ni la neutralidad del azar” (1992: 140).8 En Sonetos a Orfeo existe la profundidad extrema de morir, donde “el mundo, las cosas y el ser [serán] transformados incesantemente en interior” (1992: 147) o Innerlichkeit. Aquí incluso Blanchot acusa a Rilke de purificar la brutalidad de la muerte (1992: 144).

Todes-Erfahrung

Wir wissen nichts von diesem Hingehn, das

nicht mit uns teilt. Wir haben keinen Grund,

Bewunderung und Liebe oder Haß

dem Tod zu zeigen, den ein Maskenmund

tragischer Klage widerlich entstellt.

Noch ist die Welt voll Rollen, die wir spielen.

Solang wir sorgen, ob wir auch gefielen,

spielt auch der Tod, obwohl er nicht gefällt.

Doch als du gingst, da brach in diese Bühne

ein Streifen Wirklichkeit durch jenen Spalt

durch den du hingingst: Grün wirklicher Grüne,

wirklicher Sonnenschein, wirklicher Wald.

Wir spielen weiter. Bang und schwer Erlerntes

hersagend und Gebärden dann und wann

aufhebend; aber dein von uns entferntes,

aus unserm Stück entrücktes Dasein kann

uns manchmal überkommen, wie ein Wissen

von jener Wirklichkeit sich niedersenkend,

so daß wir eine Weile hingerissen

das Leben spielen, nicht an Beifall denkend.

Experiencia de la muerte

No sabemos nada de ese irse allá,

que no comparte con nosotros. No tenemos razón

para mostrar admiración y amor u odio

a la muerte, a la que una boca de máscara

de trágico lamento deforma extrañamente.

Aún está el mundo lleno de papeles que representamos.

Mientras que nos preocupa si de verdad gustamos,

actúa igual la muerte, aunque no guste.

Pero cuando te fuiste, irrumpió en esta escena

una franja de realidad, a través de aquella grieta

por donde te marchaste: verde de verdad verde,

luz de sol verdadera, un bosque de verdad.

Seguimos actuando. Declamando la temerosa

y lo duramente aprendido, y elevando gestos

de vez en cuando; pero tu existencia alejada de nosotros,

apartada de nuestro drama, puede

a veces invadirnos, cayendo como un saber

de aquella realidad, de tal modo

que, arrebatados durante un rato,

representamos la vida, sin pensar en el aplauso.

Explicación:

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