Historia, pregunta formulada por iamgrcg, hace 15 horas

ENSAYO DEL CAPITULO 5 DE LOS RIOS PROFUNDOS - JOSE MARIA ARGUEDAS

CON INTRODUCCION
TESIS
ARGUMENTOS MINIMO 3
Y CONCLUSION

Respuestas a la pregunta

Contestado por chanelcontrera487
4

Respuesta:

. PUENTE SOBRE EL MUNDO.

“¡Pachachaca! Puente sobre el mundo significa este nombre.” Y Huanupata era el único barrio donde había chicherías, los sábados y domingos tocaban arpa y violín, en las de mayor clientela tocaban huaynos y marinera y la fama se fundaba muchas veces en la hermosura de las mestizas que servía con su alegría y condescendencia, venían gente de los Andes, y pedían su música al que tocaba el violín, yo iba a las chicherías a oír cantar y a buscar a los indios de la hacienda. Había muchos descampados, en esos campos jugaban los alumnos del colegio, jugábamos a los “peruanos” y “chilenos”, justamente un chileno era “Añuco” un alumno pobre que era hijo de un hacendado que por juegos lo perdió todo, y a pesar de su absoluta pobreza, era distinguido en el colegio tenía su protector otro alumno apellidado Lleras, este era altanero, hosco, abusivo, y caprichoso. El “Añuco” contaba ya con catorce años de edad. En las noches algunos internos tocaban armónica, pero nadie tocaba mejor que Romero, el alto y aindiado rondinista de Andahuaylas.

Ciertas noches entraba a la alcoba del padre una mujer demente, que servía de ayudante de cocina, los alumnos mayores también lo tumbaban al suelo para abusarla. Palacios era el interno más pequeño y humilde había venido de la aldea de la cordillera. Hubo un día en que el Lleras había desnudado a la demente y exigía que el humilde Palacios se echara en su encima, todos lo defendimos.

Debía tener 19 o 20 años, su cuerpo era ancho, su nuca fuerte, como la de un toro, sus manos eran grandes, era el “Peluca”, se había enamorado de la demente, por ella lloraba y se ponía melancólico, no había venido ya varias semanas por ello se encontraba impaciente, todos los internos le fastidiaban.

Los ríos fueron siempre míos, recordaba el valle de los Molinos, ahí había cinco molinos que eran movidos por el agua de un rio pequeño, en esa quebrada viví abandonado durante varios meses por ello los días domingos salía precipitadamente del colegio a recorrer los campos y aturdirme con el fuego del valle.

Yo no sabía si amaba más al puente o al rio. Pero ambos despejaban mi alma. Debía ser como el gran rio, cruzar las tierra cortar las rocas, pasar indetenible y tranquilo, entre los bosques y montañas y entrar al mar.

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