En una zona afectada por los huaicos hay 50 familias damnificadas que tienen víveres para 8 días. Si hubiese 30 familias más, ¿para cuántos días durarían dichos víveres?.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El tema de la desertificación y de las sequías viene ocupando en el mundo un lugar cada vez
más destacado. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en
los Países Afectados por Sequía o Desertificación (París 1994), y las varias conferencias
posteriores de concertación en distintas regiones del mundo para su implementación son, sin
duda, una prueba de ello. Este proceso se realiza no sólo con múltiples iniciativas sino también
con una discusión importante sobre diversos aspectos, que van desde los relativos a los
recursos financieros que permitan realmente a las regiones y países en desarrollo afectados
iniciar acciones que incidan sobre la situación, hasta aquellos referidos a lograr que las políticas
y acciones incorporen a los actores sociales locales de las zonas afectadas. Por ejemplo, entre
las reuniones regionales que han tratado, de modo especial, el tema de la participación local, se
encuentra justamente la llevada a cabo recientemente en América Latina y El Caribe, con la
finalidad de apoyar a los organismos comunitarios de base y a las organizaciones no
gubernamentales en el cumplimiento de su papel, ya sea como actores centrales o como
facilitadores, en la implementación de la Convención ("Conferencia de ONGs de Latinoamérica
y El Caribe sobre Desertificación y Sequía", Ica, Perú, 1995).
Siempre los desastres se dan sobre la base de un componente de largo plazo y son parte de un
proceso complejo. Olvidar esto en su tratamiento –por ejemplo, si se trata de los organismos
especializados en la prevención de los desastres o en la planificación del desarrollo– o negarlo
a la conciencia –por ejemplo, cuando se trata de la vida cotidiana de la población o del
recurrencia y –sobre todo– de su progresivo aumento en número y dimensiones. El
reconocimiento tan claro que hace la Convención de las Naciones Unidas aludida, en relación a
que la desertificación "tiene su origen en complejas interacciones de factores físicos, biológicos,
políticos, sociales, culturales y económicos" (sexto párrafo) y que "es preciso adoptar un
enfoque nuevo y más efectivo a todos los niveles, en el marco del desarrollo sostenible"
(undécimo párrafo) nos confirma una vez más que cada vez que se trata específicamente y en
profundidad un tipo de desastre, en este caso, el de la desertificación y las sequías, resulta
evidente que los desastres no son un suceso virtual, aislado, fortuito, frente al cual siempre hay
que estar preparados porque no avisan sino que se trata de procesos visibles, posibles de
analizar y de consecuencias perfectamente avisorables. Procesos complejos en donde hay que
actuar sobre un conjunto de factores de distinta naturaleza si se desea revertirlos, en donde se
trata de factores físicos y biológicos pero interactuando con conductas, políticas, procesos
sociales y económicos en cuya combinación es en donde se producen los desastres. Y que sólo
actuando sobre la complejidad interrelacionada de factores puede obtenerse resultados
importantes.
La desertificación, justamente, es un proceso en el que ha sido descubierta prontamente la
mano del hombre y la de la economía. Una mano agrediendo el equilibrio. Se ha visto desde
muy temprano al hombre agrediendo a la naturaleza, al hombre en un papel muy activo. Al
hombre no sólo como víctima sino como causante. En otros tipos de desastre –por ejemplo
cuando se trata de terremotos, huracanes y tornados– el hombre ha sido visto antes sólo como
víctima. Y entonces se ha responsabilizado a la naturaleza de los daños. Ha sido más difícil
reivindicar para el análisis y para la conciencia colectiva el rol jugado por el hombre en la
determinación de la situación de desastre. Pero allí estaba también la mano del hombre,
construyendo inadecuadamente u obligando a la gente a hacerlo en condiciones económicas d
8.50=x.80
8.50 sobre 80 =x
400 sobre 80=x
5=x