En una tarde de verano el detective Mario recibió en su oficina una carta que decía: “Yo soy el asesino de la chica de antier”; sin embargo, no decía quién la enviaba. El detective, como no sabía quién era el remitente, comenzó a indagar su procedencia y, por otro lado, como ya tenía tres sospechosos del crimen, se dirigió a la búsqueda de estos para interrogarlos. Uno de ellos, a quien llamaremos Rato, vivía en la ciudad en la cual trabaja Mario y declaró: “Yo no fui; ni siquiera sé escribir, si hubiera sido me habría identificado en la carta; además, preferiría decírselo personalmente a la policía pues no podría vivir con el remordimiento”. El segundo, Beto, quien también vivía en la misma ciudad dijo: “Yo no fui; además, si yo hubiera sido no sería tan tonto como para enviar una carta y ponerme en evidencia”. Por último, Capo, el tercer sospechoso, quien era el único que vivía en otra ciudad y que en los días posteriores al crimen se le había visto en ella, mencionó: “Yo no fui; si así fuera no me habría entregado por carta, sino que lo hubiera hecho personalmente ante la policía”. El detective se regresó a su oficina, hizo una llamada, volvió a ver la carta y dijo: “Ya sé quién es el asesino”. 1. ¿Quién es el asesino? 2. ¿Cómo logro descubrirlo?
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Rato
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Ya que al declarar, Capo no vivía en la misma ciudad y días anteriores se le había visto en su ciudad, Beto especifico que no sería tan tonto como para evidenciarse, sin embargo Rato dijo que no podría con la culpa, por lo cual le pidió a alguien que le escribiera la carta
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Rato, porque se contradice al decir que no sabe escribir pero que si hubiese sido el, se habría identificado en la carta.
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