en una sociedad moderna y desarrollada los residuos que son
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Respuesta:
En el modo de producción de la biosfera no existen residuos debido al constante reciclaje que hace posible el mantenimiento de la vida. La exagerada generación actual de residuos es la consecuencia de la ineficiente utilización de los recursos naturales en las actividades humanas. La sociedad industrial ha centrado tradicionalmente su atención en la producción de objetos, con lo que se ha dado prioridad siempre a los requerimientos del producto principal de cara a la satisfacción de las necesidades del mercado. El consumo de materias primas (recursos naturales, incluida el agua potable y la energía), sobre las que ha faltado casi siempre la consideración de su finitud, y la correspondiente generación de residuos, han permanecido hasta fechas muy recientes en un segundo plano.
En estas circunstancias no es de extrañar que la importancia otorgada a los residuos haya sido generalmente marginal, consideración que sólo ha sido alterada cuando su excesivo volumen o peligrosidad ha obligado a centrar la atención también en la generación de los mismos. Los residuos han sido, y desgraciadamente aún lo siguen siendo, un sub-producto sobre el que se desarrollan estrategias diversas para intentar hacerlos menos visibles y molestos. La falta de rigurosidad que suele presidir el estudio y consideración de los residuos, de cara a su valoración y aprovechamiento, es tan habitual como impensable al abordar otros aspectos de las sociedades industriales. A este déficit de conocimiento se añade la histórica asociación que nuestra cultura judeo-cristiana ha mantenido entre el concepto de residuo —basura, desecho, mácula, suciedad— y culpa, asociándose siempre la limpieza con la virtud y la belleza —«lo bello no huele», señalaba Emmanuel Kant—, y la suciedad, el residuo o el olor, con el pecado (Alfonso del Val, 1995).
Por estas razones resulta difícil asumir que la mayor producción de nuestro avanzado modelo industrial corresponda a los residuos, así como que estos sean el mayor daño ecológico que se causa al planeta junto con la pérdida de la biodiversidad, dos aspectos muy relacionados entre si. Una gran parte de los residuos los vertemos al medio atmosférico en forma de gases y partículas, proceso que se conoce como contaminación atmosférica.Las estadísticas del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) contemplan 71 elementos contaminantes en nuestra atmósfera. Algunos son considerados muy peligrosos para la salud aún en cantidades muy reducidas, como por ejemplo los radiactivos, las dioxinas y los furanos, los metales pesados y diferentes óxidos inorgánicos o radiaciones ionizantes. En otros casos, la peligrosidad depende más de la exagerada cantidad vertida. Un ejemplo es el del dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) que son ahora noticia constante, estimándose por primera vez y a escala planetaria sus daños tanto inmediatos como a largo plazo (2050) en las personas y los ecosistemas.
Los vertidos de residuos de todo tipo en las aguas, sobre todo los altamente peligrosos, son menos conocidos y evaluados. Pero probablemente sean los vertidos en los suelos, tan próximos y desconocidos, los que más daño inmediato y gratuito causan al medio terrestre del que dependemos para nuestra alimentación y subsistencia. El alcance del gravísimo, y muchas veces irreversible, impacto ecológico de estos vertidos en el medio edáfico está siendo recientemente estudiado en España, disponiéndose cada vez de mayor y mejor información [1].
En realidad, nuestra civilización industrial está basada en un modo de producción que, ignorando el de la biosfera, funciona al contrario, y lo que realmente realiza es la transformación de los recursos que extrae de la naturaleza —escasos y no renovables— en residuos.