¿En qué situaciones puede afirmarse que una persona decide que otros decidan por ella? Argumenta y escribe ejemplos.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Recuerdo que desde muy pequeña siempre le decía a mi madre: “Deja que me rompa la cabeza sola”. Hoy comprendo que esta inocente frase infantil encierra una gran verdad.
Las madres, así como los padres, y todos aquellos que nos aman siempre quieren protegernos, quieren que no transitemos por un camino por el que a ellos les fue mal, ya sea porque les ocasionó dolor, frustración o simplemente porque no fue la experiencia que esperaban vivir.
Siempre pensé que no necesariamente una experiencia “negativa” de otra persona, debería ser la misma experiencia “negativa” que yo tuviera, así la situación fuera similar.
Todos somos diferentes, todos tenemos vivencias diferentes, las circunstancias que rodean cada evento son diferentes.
¿Por qué será que la mayoría de nosotros necesitamos la aprobación de otros? En mi caso en particular, fue la influencia de la misma sociedad quien me llevó, quizás por imitación, a buscar la aprobación o el consejo de otros para tomar mis decisiones.
Creo que esto es lo que nos pasa a la mayoría de nosotros, hemos sido criados en función de las decisiones de los demás. ¿Cuántas veces antes de tomar una decisión lo consultamos con otras personas? Hazte esta pregunta y respóndela desde lo más profundo de tu corazón.
Un caso muy claro, es cuando estamos frente a una relación amorosa que no marcha como deseáramos. ¿Qué hacemos? Primero nos quejamos, nos ponemos en el lugar de víctimas y luego desde ese lugar contamos nuestras “desgracias” a los demás. Y obviamente, recibimos consejos de lo que tendríamos que hacer. ¿Alguna vez pensaste que estos consejos “tan bien intencionados” solo son la experiencia de otra persona, la visión que tiene otra persona sobre lo que le estás contando? ¿Y tu experiencia? ¿Y tus vivencias anteriores? ¿Y lo que te dice tu corazón? ¿Dónde dejas todo aquello que eres? Por lo general, lo dejamos a un lado, simplemente porque “decidimos” que los otros saben más que nosotros, que los otros tienen la “verdad”.
Quiero compartir contigo un párrafo del libro “Conversaciones con Dios” del autor Neale Donald Walsh que encierra un hermoso mensaje sobre las decisiones que tomamos en nuestras vidas. Dice así:
“Y, dime, ¿qué es lo que constituye la base de vuestras decisiones?
¿Vuestra propia experiencia? No.
En la mayoría de los casos, habéis decidido aceptar la decisión de algún otro. Alguien que llegó antes que vosotros, y se supone que sabía más. Muy pocas de vuestras decisiones cotidianas respecto a lo que resulta «correcto» o «incorrecto» las habéis tomado vosotros mismos, basándoos en vuestro propio entendimiento.
Esto resulta especialmente cierto en asuntos importantes. En realidad, cuanto más importante sea el asunto, menos probable es que escuchéis a vuestra propia experiencia y más dispuestos estaréis a hacer vuestras las decisiones de otros.”
La próxima vez que te encuentres ante una decisión, reflexiona sobre este tema. Los consejos son buenos, pero las decisiones deben ser exclusivamente nuestras.