¿En qué situaciones de vida es más común que una mujer sea madre adolescente?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En México, el 20% de los nacimientos anuales se presenta en madres menores de 20 años. Su importancia radica en el hecho de que el impacto de los embarazos en adolescentes comienza con los riesgos para la salud de la madre y su hijo. Estos riesgos son mayores a medida que la edad de la gestante es menor y en especial cuando, debido a las condiciones sociales y económicas, el cuidado de la salud es inferior a lo ideal, lo cual es determinante en el desarrollo psicosocial materno posterior. Se ha señalado que los jóvenes con baja escolaridad, con menores expectativas académicas y laborales, y con menor autoestima y asertividad tienden a iniciar a más temprana edad su vida sexual activa, a utilizar menos los anticonceptivos y, en el caso de las jóvenes, a quedarse embarazadas, con el riesgo de llegar al aborto por la falta de condiciones y conocimientos que faciliten una decisión mejor. Por ello es imprescindible tener en cuenta el contexto cultural y las características especiales de la familia para entender de forma preventiva la situación de la adolescente con riesgo de embarazo.
Explicación:
Actualmente, la población mundial estimada es de 7,200 millones de personas, de las cuales el 17.5% tiene entre 15 y 24 años, y el 10.0% de estos jóvenes presenta un embarazo, lo que equivale al 10% de todos los nacimientos del mundo. Esto quiere decir que aproximadamente 15 millones de mujeres de 15 a 19 años tienen un parto cada año, por lo que reciben la denominación de embarazo en la adolescencia. Por lo que se refiere a México, por término medio entre 2003 y 2012 ocurrieron 2.59 millones de nacimientos anuales, lo que representa un promedio anual de 448,000 nacimientos anuales en madres que tenían menos de 19 años en el momento del parto, lo que constituye el 20% de los nacimientos anuales a esta edad1, 2.
Durante las últimas décadas, la educación sexual formal que se proporcionaba de manera individual estaba circunscrita al entorno familiar, que utilizaba el silencio o la represión como método para no dar información sobre el tema a sus hijos e hijas. Con el transcurso del tiempo y atendiendo las demandas de la sociedad, se inició la difusión de forma colectiva, que se ha extendido con rapidez a las instituciones educativas y a las comunidades bajo la responsabilidad de los sectores gubernamentales correspondientes. Las estadísticas de la década de 1950 en relación con la actividad sexual juvenil, los embarazos no deseados, las relaciones no matrimoniales y otros temas constituyeron la principal preocupación de la educación sexual y fueron la base fundamental para proporcionar información respecto a la sexualidad y el valor que ésta representa ante la sociedad. Hacia 1960 hubo una nueva tendencia en la educación sexual y fue considerada como la simiente para un desarrollo integral de la personalidad y para el mejor establecimiento de las relaciones interpersonales3, 4.