en qué lugar susedieron los hecho del mono parlanchín
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El búho Juan y el mono machín juegan en el parque Centenario. Es el nombre de un cuento colorido que repasa la historia de los inicios de Guayaquil, a través de las aventuras de dos animales y una entusiasta aventurera.
El mono machín es uno de los personajes principales y este hace referencia al primate que habita en la Costa, en bosques de Guayas y otras provincias.
Fátima Quiroz de Kuri, la Tía Popy, es la autora de este relato que rescata los inicios de la ciudad. El miércoles pasado leyó este cuento en la librería Vida Nueva, en el centro comercial Las Terrazas, en la avenida Samborondón.
¿Por qué le dicen monos a los guayaquileños? Esta es una de las incógnitas que responden los pasajes de esta narrativa basada en relatos de antaño sobre hechos registrados por cronistas e historiadores.
La historia se inicia en el parque Centenario, ubicado en el centro de la ciudad. Allí un mono machín y un búho juegan en las ramas de un árbol, al tiempo que se acerca Tía Popy, quien se incluyó en la trama como un personaje más, para tomarles unas fotos.
En el transcurso del relato, una página de un periódico cae sobre la cámara de la Tía Popy, tras un ventarrón.
En ella se hace referencia a la inauguración en 2011 de la escultura de doce metros de altura en alusión al mono machín, que está situada en el noreste de Guayaquil, en la entrada de los túneles que atraviesan los cerros Santa Ana y El Carmen.
El mono, inquieto por saber por qué levantaron una imagen de cemento, adornada con 110 mil juntas de cerámica en honor a su especie, le preguntó a la Tía Popy si conocía la razón del homenaje.
Ella dijo que sabía de una leyenda que tenía relación con la escultura, pero sobre todo con el vínculo que existe entre estos animales y el guayaquileño. Y empezó un breve relato: En la época de la colonia, en el siglo XVI, soldados de la corona española llevaron de regalo varios monos machines al rey Carlos II. Este quedó maravillado y pidió que en cada viaje le trajeran más monos. “Vayan a Guayaquil y tráiganme a los monos”, exclama el rey en la narrativa.
El curioso animal, de acuerdo al relato, quedó sorprendido tras aprender que a los ciudadanos de la urbe se los conoce como monos por la presencia de esta especie en la zona donde se asentó el Puerto Principal.
De Kuri presentó su cuento el mes anterior y hace dos semanas donó varios ejemplares a la Biblioteca Municipal, la Cámara del Libro, a las fundaciones Niños con Futuro y Education Children Playas, como parte de la campaña Ven a leer conmigo. (I)