En que condiciones vivian los pueblos indigenas de mesoamerica
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Desde el año 2000, México y la comunidad de Estados centroamericanos han apoyado una propuesta de conservación conocida como Corredor Biológico Mesoamericano (CBM). Esta propuesta pretende establecer un corredor biológico que una a las áreas naturales protegidas de la región y sirva de puente de intercambio genético entre Norte y Sudamérica. Para lograrlo, se precisa de la participación de todos los actores locales y principalmente de los pueblos indígenas.
Mesoamérica es un espacio estratégico que se extiende desde el Sureste de México hasta Panamá, en la frontera con Colombia. Su área aproximada es de 760 mil km2 y comprende los siete países centroamericanos, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Belice y los cinco estados del Sureste mexicano, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
Su geografía es muy diversa y de gran importancia para la conservación de la vida. Mesoamérica es un corredor entre dos grandes masas continentales, América del Norte y América del Sur, el océano Pacífico y el mar Caribe. Se ubica en el trópico húmedo y presenta una diversidad de recursos biológicos y agrícolas, cuerpos de agua dulce, reservas petrolíferas, sitios históricos, zonas arqueológicas, áreas ecológicas y un gran mosaico cultural de pueblos indígenas. El Corredor Biológico Mesoamericano abarca casi una tercera parte de esta región.
En esta región habitan más de 60 millones de personas, de las cuales, casi la mitad sobrevive por debajo de línea de pobreza. Esta situación se agrava para las áreas rurales, donde más del 70 por ciento de la población es pobre o indigente. Para el año 2025, la población mesoamericana se habrá duplicado según los cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Contrastando con la pobreza socioeconómica de la región, en ella se encuentra una enorme riqueza étnica y cultural. En el mundo, se han considerado un aproximado de 500 millones de personas indígenas, distribuidos en no menos de 5 mil pueblos distintos. La mayoría de los indígenas habitan en áreas remotas del planeta, muy frecuentemente ricas en recursos naturales. En América Latina y el Caribe se estima que viven 40 millones de indígenas, con distintos idiomas, cosmovisiones y costumbres, así como diferentes formas de organización económica adaptadas a los ecosistemas en que habitan. En Mesoamérica, se cuentan más de cincuenta etnias indígenas que conforman una cuarta parte de la población regional.
Cotidianamente los pueblos indígenas se enfrentan a una grave vulnerabilidad para subsistir según sus usos y costumbres. Esta situación resulta de la presión que existe sobre sus territorios y recursos naturales, de la exploración petrolera, de la intrusión de empresas mineras y de la explotación forestal, así como de la ampliación de la frontera agropecuaria o hasta de las disputas fronterizas y situaciones de guerrillas o rutas de narcotráfico. Estos y otros escenarios amenazan la permanencia de los pueblos indígenas. Tradicionalmente, se ha dado una coexistencia entre los pueblos indígenas y el bosque tropical mesoamericano. Han sido los pueblos indígenas los custodios ancestrales de los bosques tropicales. Dentro del área comprendida por el CBM hay la presencia de por lo menos 26 etnias indígenas, la mitad de las contabilizadas en Mesoamérica.
Los recursos naturales de Mesoamérica disminuyeron considerablemente en el siglo XX, tras el impulso de un modelo de desarrollo que transformó y dañó al territorio. Se sometió a la tierra a usos inadecuados y se generó con ello una grave degradación del suelo, aumentando así la vulnerabilidad de la región ante posibles desastres naturales. Esta situación comenzó a dibujarse más alentadora en la década de los 80, cuando finalizaban los conflictos armados que habían desangrado la región. Con los procesos de paz en construcción, se estimuló la democracia y creció la atención a revertir la degradación ambiental provocada tras décadas de abandono. Así, para 1989, los presidentes de los Estados centroamericanos establecieron la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) y suscribieron el Convenio Centroamericano para la Protección del Ambiente.
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