en los tiempos modernos cuales fueron los que se an deedicados a realizados de la electricidad
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Hasta finales del siglo XVIII, el término electricidad estuvo reservado a aquellos cuerpos que, tras ser frotados, se atraían o se repelían, ámbito que se conoce hoy como electrostática. Sea como fuere, la atracción de los cuerpos de luz por los objetos electrificados por fricción se conoce desde la Antigüedad. Su descubrimiento se atribuye al filósofo griego Tales de Mileto (siglo VI a.C.), quien vio que, tras frotar un pequeño trozo de ámbar enérgicamente, este adquiría la propiedad de atraer pequeñas partículas. Precisamente, la palabra electricidad deriva del griego elektron, que significa ‘ámbar’. Sin embargo, el estudio sistemático de la electricidad no se inició realmente hasta finales del siglo XVI, de la mano del científico inglés William Gilbert (1544-1603), autor del primer tratado conocido acerca de este tema.
De las cargas positivas y negativas al voltaje
En 1733, el físico y químico francés Charles du Fay (1698-1739) realizó otra aportación clave a la historia de la electricidad. Du Fay descubrió que había dos tipos de electricidad —a las que hoy nos referimos como cargas eléctricas—: un primer tipo obtenido de frotar vidrio, al que llamó electricidad vidriosa, y una segunda tipología obtenida de la fricción de cuerpos resinosos, a los que llamó electricidad resinosa. Dos cuerpos con una carga eléctrica de la misma naturaleza se repelen entre sí, mientras que dos cuerpos con una carga eléctrica diferente se atraen. Por esta razón, Benjamin Franklin adoptó años después los conceptos de electricidad positiva y negativa.
Ahora bien, la auténtica revolución llegó de un lugar insospechado: el trabajo de un anatomista italiano, Luigi Galvani (1737-1798) en los músculos de las ancas de ranas disecadas. En 1791, descubrió que estos músculos mostraban curiosas propiedades eléctricas en cuanto entraban en contacto con dos metales de diversa naturaleza.
Más adelante, el físico italiano Alessandro Volta (1745-1827) retomó los avances de su compatriota y demostró que la rana desempeñó meramente un rol secundario: el efecto eléctrico resultó en realidad del contacto de dos metales de diferente naturaleza a través de un paño húmedo. Inspirado por esta conclusión, en 1800 desarrolló la primera batería eléctrica, que consistía en una pila —de ahí su nombre— de discos de cobre y zinc, entre los cuales había tejidos interconectados empapados en ácido.