en la edad moderna que técnicas se aplicaba en la agricultura y la ganadería ?
Respuestas a la pregunta
Hacia el año 1850, la economía de algunas naciones les permitió invertir en proyectos de investigación agropecuaria. Desde entonces, los estudios científicos han generado un cambio tras otro. Se han desarrollado variedades genéticas más productivas y resistentes a las enfermedades. También se ha determinado la mezcla idónea de nitratos y fosfatos para cada tipo de cultivo y de terreno. Y se han elaborado herbicidas que frenan el crecimiento de las malas hierbas, si bien esto ha supuesto la pérdida del empleo para muchos campesinos que se contrataban para arrancarlas. Asimismo, se ha logrado mantener a raya a otros viejos enemigos del agricultor —insectos, gusanos y gorgojos—, pues ahora existe todo un arsenal de productos químicos que combaten casi cualquier plaga.*
La vida en el campo ha cambiado
La industrialización ha transformado la vida de agricultores y jornaleros en muchos lugares. Ahora, la mayoría de ellos deben saber manejar y mantener máquinas complejas. Además, cada vez es más frecuente que trabajen solos; la camaradería que disfrutaban al sembrar, cavar y segar en cuadrillas ha pasado a ser un simple recuerdo.
En muchos países ha surgido un nuevo tipo de agricultor: el empresario altamente capacitado, dedicado a unos pocos cultivos o incluso a uno solo. Ha hecho fuertes inversiones en tierras, edificios y maquinaria, pero está lejos de ser independiente. Enormes compañías de alimentación y cadenas de supermercados no solo le dictan el precio de los productos, sino también la variedad, el tamaño y el color. Ingenieros agrónomos le diseñan el sistema de explotación, y empresas especializadas le suministran los fertilizantes, pesticidas y semillas híbridas que mejor se adaptan a las características de su propiedad. Es cierto que ha avanzado muchísimo en comparación con sus antepasados, pero aún continúa batallando con graves problemas, y hay quienes están preocupados por los posibles efectos dañinos de ciertas técnicas agrícolas.
El campo sigue en crisis
Hasta el día de hoy, gran cantidad de agricultores y granjeros de países prósperos se ven obligados a abandonar sus tierras, incapaces de competir con las grandes empresas del ramo. Algunos consiguen mantener su amado estilo de vida brindando servicios turísticos, como la hostelería rural, la artesanía, el camping y el golf. Otros se especializan en mercados muy particulares, como el de los alimentos orgánicos, las flores, los avestruces y las alpacas.
También en las naciones pobres, donde hasta un 80% de la población vive del campo, muchos agricultores de subsistencia afrontan enormes cambios. Las grandes multinacionales, que emplean los métodos más avanzados y poseen las mejores tierras, destinan sus cultivos a países distantes. El campesino, en cambio, con poca o ninguna maquinaria, suele trabajar parcelas estériles o diminutas para alimentar a su familia.
El éxodo masivo a las ciudades que se observa en muchos países es consecuencia de un proceso iniciado hace siglos. El cambio de una sociedad rural a otra eminentemente urbana sigue beneficiando a unos y perjudicando a otros. Y pocos gobiernos, si acaso alguno, han tomado medidas eficaces para ayudar a todos los afectados. ¡Cuánto necesita la humanidad el Reino de Dios, bajo el que podremos disfrutar de un modo de vida mucho mejor! (Isaías 9:6.)
DOS FORMAS DE VIDA
Eusebio vive en los Andes, donde cultiva la tierra y cría catorce reses. “Todas tienen nombre —comenta—. Me gusta trabajar la tierra. Cultivamos todo lo que comemos. Mi esposa y yo ayudamos a los vecinos a arar y cosechar, y ellos nos ayudan a nosotros. Aquí nadie tiene máquinas. Aramos con bueyes, y las laderas empinadas las cavamos a mano.
”Cuando una enfermedad nos mató casi todo el ganado, hice un cursillo de Veterinaria. Desde entonces no se nos ha muerto ningún animal por enfermedad, y ahora puedo ayudar a mis vecinos con sus animales. Vendemos queso en el mercado del pueblo, pero ganamos muy poco. Aun así, siempre hemos podido alimentar a nuestros seis hijos.”
Richard vive en las praderas de Canadá, donde cultiva más de 500 hectáreas (dos millas cuadradas). Aparte de un obrero que contrata para la siembra y la siega, trabaja solo.
“Hoy en día, las tensiones del agricultor son más de carácter mental que físico —señala Richard—. Tanto mi tractor como mi cosechadora tienen cabina con aire acondicionado que me resguarda del polvo y los insectos. Poseo máquinas de 9 metros (30 pies) de ancho, así que puedo sembrar o segar en un solo día 65 hectáreas (la cuarta parte de una milla cuadrada). Pero dependo mucho de las máquinas, y ese es el problema. De vez en cuando tengo que reemplazarlas tomando un préstamo, y el que pueda pagarlo o no está sujeto a factores fuera de mi control: la lluvia, las heladas, los precios de mercado y las tasas de interés. Donde vivimos, estas tensiones son causa de muchos problemas matrimoniales y hasta suicidios.”