Historia, pregunta formulada por alejand2319, hace 5 meses

Empecé a ir a la cancha en 1954 (ese año con mi padre seguimos toda la campaña de Boca Juniors, donde jugaba de enganche –o número 10– el uruguayo Roselló y en el medio de la cancha –con el número 5– el gran Eliseo Mouriño) y en estos sesenta años he visto muchísimos jugadores y muchísimos cambios en el modo de defender o de atacar y de parar a un equipo, pero si tuviera que sintetizar la tradición del fútbol argentino nombraría tres jugadores: Enrique Omar Sívori, Diego Maradona y Lionel Messi.
Son muy parecidos, jugaban igual, entendían el fútbol del mismo modo; son chiquitos, nada atléticos, muy individualistas y realizan de memoria y al toque todas las figuras poéticas del fútbol: el arranque, el amague, la apilada, el cambio de ritmo, el chanfle, la gambeta corta, la pisadita (“la llevan atada”, dicen los muchachos en la popular); no corren, son rápidos, muy inteligentes, están siempre una milésima de segunda adelante, como si jugaran en el futuro del partido. Aprenden a jugar a la pelota en el potrero, el campito de tierra con el pasto al ras. Juegan con las medias caídas, debutan en primera a los 16 años pero la gente madruga para verlos jugar en la tercera y se pasan el dato en secreto, como cuando uno lee el primer libro de un joven destinado a cambiar el lenguaje de la poesía.

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Contestado por elma5km
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A

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