emociones de la hiperbole
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Se ha convertido en una tradición. Incluso pasando por encima del Almendro, de Codorniu o de la Lotería. Cada año el nuevo anuncio de Campofrío da la campanada. Este año en 24 horas ha conseguido más de un millón de reproducciones y ya no para de hablarse de ese curioso concepto del amodio que protagoniza la campaña publicitaria. Hablan del amodio como una muy particular forma de vivir de los españoles caracterizada por amar y odiar a la vez todo aquello que nos importa realmente. O dicho de otra forma, las cosas que más nos interesan y con las que más disfrutamos son en ocasiones las que más nos cabrean y nos hacen sufrir. Amodiamos con pasión y vehemencia. Somos hipérboles emocionales. ADN mediterráneo y corazones ardientes, o sea. Todo ello con un toque desquiciado precisamente por exceso de fervor. Tal vez por eso el anuncio, rodado en el Balneario de las Salinas de Medina del Campo, se desarrolla dentro de un Hospital Psiquiátrico por donde pululan personajes reconocibles, desde Serrat a Baltasar Garzón, pasando por Candela Peña, Irene Villa o Dani Mateo, sin olvidarnos de Carmen Maura que ejerce como maestra de ceremonias. Impagable la escena de unos pacientes pegándose por colgar su respectiva bandera en el balcón, el absolutamente amodioso Risto Mejide, el homenaje a Chiquito o Rocío Jurado cantando “yo te amodio cuando gritas cuando callas”. Pues bien, esta reflexión afable sobre nuestro peculiar carácter que tanto ha gustado ha sentado también bastante mal en algunos colectivos lo que viene a demostrar que, efectivamente, amodiamos a lo grande. Unos hablan de negocio vil basado en la masacre de animales, otros de que se perpetúa el estigma de la salud mental, algunos, en fin, del eterno buenismo de los pijoprogres. Eso por no mentar la metáfora que se adivina sobre el desquiciamiento que nos gobierna últimamente. Así, a los independentistas no les ha hecho ni pizca de gracia (el que aparezca su ahora odiado Serrat habrá contribuido) y a los constitucionalistas con piel más fina les parece que en el anuncio no se mojan y optan por la equidistancia. Que Isabel Coixet haya dirigido el anuncio ya hacía presagiar división de opiniones. A la Coixet o la amas o la odias. Lo dicho, amodiando, que es gerundio. Eso sí, digno de estudio el que una empresa de embutidos apele al melodrama emocional en un país lleno de chorizos.
Explicación:
no se si te sirva