Elabore un discurso sencillo con el tema: LA DEMOCRACIA EN TIEMPOS DE PANDEMIA. Siguiendo la estructura de cómo hacer un buen discurso.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Con la declaración del COVID-19 como una pandemia, el frenesí de medios, opinadores y analistas que durante varios años han sostenido el fin de la democracia moderna convergían en un nuevo clisé: el virus cambiaría nuestras vidas hasta hacerlas irreconocibles. Tras las primeras semanas del confinamiento doméstico en Occidente, las dificultades de su cumplimiento y el elevado número de casos en Europa y Estados Unidos, el pesimismo inicial se hacía una profecía autocumplida. La República Popular China habría aparecido manejando la crisis, aun frente a la emergencia de juicios negativos en su contra, como un Estado eficiente sobre una sociedad disciplinada. El autoritarismo global y su renovado auge parecían tener una victoria propagandística que era rápidamente aprovechada en democracias debilitadas para la concentración de poder, aun si era una victoria mellada por la realidad de la enfermedad y por la suspicacia ante su despliegue. Desde sociedades bajo sistemas autoritarios, podemos ser testigos de cómo se aprovecha la emergencia para continuar el ataque y la militarización de la sociedad.
Claramente, es prematuro asegurar qué países se verán más o menos afectados por esta cepa del coronavirus. Muchos factores jugarán un rol en su propagación y respuesta: el clima, las condiciones sanitarias estructurales, la situación social, las diferencias de clase. Ante ellas, epidemiólogos, virólogos, hacen enormes esfuerzos en conjunto con la planificación de políticos y funcionarios de toda índole que se nos quiere hacer ver como desbordados por la epidemia, a veces en medio de una polarización política trasladada de las redes a los hemiciclos virtuales y los gabinetes telemáticos. Esa sensación de desborde, especialmente frenético en sociedades abiertas en plena suspicacia posmoderna, nos hace olvidar las ventajas que tienen estructuralmente las democracias no solo para enfrentar la epidemia, sino también para gestionar sus consecuencias.
Explicación:
espero te sea de mucha ayuda
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Con la declaración del COVID-19 como una pandemia, el frenesí de medios, opinadores y analistas que durante varios años han sostenido el fin de la democracia moderna convergían en un nuevo clisé: el virus cambiaría nuestras vidas hasta hacerlas irreconocibles. Tras las primeras semanas del confinamiento doméstico en Occidente, las dificultades de su cumplimiento y el elevado número de casos en Europa y Estados Unidos, el pesimismo inicial se hacía una profecía autocumplida. La República Popular China habría aparecido manejando la crisis, aun frente a la emergencia de juicios negativos en su contra, como un Estado eficiente sobre una sociedad disciplinada.
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