Castellano, pregunta formulada por ginavanesamesabocane, hace 1 mes

elabore un cuento y resalta sus partes personales y lugares​

Respuestas a la pregunta

Contestado por luznch12
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Respuesta:

solo te daré el cuento

Érase una vez un hermoso pajarito azul que vivía en un árbol que crecía altivo en la cima de una montaña. Además de esas impresionantes vistas, el pajarito azul disfrutaba de las ventajas de ser ave. La mayor de todas era que podía ensayar un montón de acrobacias en el aire, pero también hacer cosas muy chulas como atrapar bichitos al vuelo o, en los meses de verano, revolotear entre las esponjosas y húmedas nubes para quitarse el calor y volver fresquito al nido. Curiosamente, aunque su vida parecía envidiable, el pajarito azul no se sentía plenamente feliz.

Él tenía un sueño, y ese sueño, como suele suceder, tenía que ver con algo inalcanzable para él. Lo que más anhelaba, lo que más deseaba en el mundo el pajarito azul, era aprender a nadar.

Tanto se obsesionó con la idea que llegó un momento en que perdió interés por todo lo que le rodeaba. El pajarito azul dejó de comer y poco a poco se fue quedando pálido, flacucho, sin fuerzas. Tú eres un pequeño pájaro y nunca podrás nadar. En eso estaba cuando una gaviota de pecho blanco que pasaba por allí se posó a su lado y le dio unas palmaditas en el lomo con una de sus robustas patas amarillas.

El pajarito azul la miró de reojo un poco avergonzado. La gaviota se sentó, dispuesta a escuchar la historia. El pajarito seguía sin apartar los ojillos encharcados en lágrimas del infinito mar azul.

La gaviota sintió mucha lástima por él y se mantuvo en silencio durante unos segundos.

Sí, y por eso yo…

El pajarito azul se sintió bastante apurado. El pajarito azul se relajó un poco, fascinado por la explicación de la sabia gaviota. Es cierto que como nací gaviota me lo paso bomba pescando en ese mar que tanto miras, pero soy tan grande que no puedo jugar al escondite entre los matorrales porque me destrozaría las alas. Las palabras de la gaviota calaron hondo en el corazón del pajarillo que, por primera vez en mucho tiempo, empezó a sentirse afortunado de ser quién era.

La gaviota no pudo evitar inflar el pecho de satisfacción. En la cabecita del joven pájaro empezaron a surgir nuevos planes de futuro.

No es mala idea… ¡Quizá pueda perfeccionar mi técnica vocal para llegar a ser un gran tenor!

La gaviota se alegró al ver que el pajarito azul iba recobrando la ilusión. El pajarito azul la miró intrigado.

Sin pensarlo saltó sobre la gaviota y se agarró lo más fuerte que pudo a las plumas de su nuca.

La gaviota dio un giro sorprendente y batió las alas como una loca.

¡El pajarito azul estaba completamente fascinado!

Nadie puede imaginar lo que esa increíble experiencia supuso para el pequeño pájaro azul. Había cumplido su sueño gracias a la bondad de una desconocida gaviota blanca de patas amarillas que se cruzó en su vida en el momento que más lo necesitaba. De vuelta en el nido, la abrazó muy fuerte. La vida está para disfrutarla, nunca lo olvides.

– Lo haré, amiga, lo haré.

¡Eso está hecho!

Mientras se alejaba, el pajarito azul notó cómo una lágrima de felicidad resbalaba por su mejilla.

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