Elaborar esquemas sobre los periodos presidenciales de Isidro Ayora, Neptalí Bonifaz, Juan de Dios Morales.
porfa es para hoyyy me ayudan??
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LA CUESTIÓN
Para los conquistadores, los pueblos conquistados no tienen historia. Por ello, en la versión
tradicional, la época anterior a la invasión europea se denomina “Prehistoria”, como si la historia
hubiera comenzado con la conquista. Pero la verdad es que los pueblos aborígenes no fueron meros
receptores sino actores de un proceso iniciado milenios antes. Por eso, el extenso lapso que va desde
el poblamiento inicial de Andinoamérica Ecuatorial hasta el fin del Imperio Incaico debe ser
considerado como una época histórica específica, la Época Aborigen.
Los arqueólogos han trabajado mucho en un esfuerzo de periodización de esta época, enfatizando
criterios de ocupación espacial y avances en la producción de artefactos. Se ha establecido de ese
modo la secuencia: Precerámico, Formativo, Desarrollo regional e Integración. Sin negar los aportes
valiosos de esta perspectiva de análisis, a la luz de los avances de la investigación reciente, vamos a
enfatizar más bien los hitos que marcan las grandes transformaciones que sufrió la sociedad en su
conjunto, desde la ocupación territorial originaria hasta pueblos en donde se dio el desarrollo del
Estado.
LOS PRIMEROS POBLADORES
Hay un amplio acuerdo sobre el origen del hombre en América. Se sabe que vino del Asia por el
estrecho de Bering, entre cuarenta y cincuenta mil años antes de Cristo. En el espacio que se ha
llamado “Área Septentrional Andina”, que debe denominarse con mayor propiedad Andinoamérica
Ecuatorial, y que corresponde al territorio del actual Ecuador, hay evidencias de poblamiento de hace
doce mil años. Para entonces las condiciones climáticas habían variado, elevándose
significativamente la temperatura y posibilitando mejor la vida de las sociedades. Los vestigios más
antiguos de asentamientos humanos se encuentran en los valles altoandinos. En el sitio de El Inga, en
la zona del Ilaló, cerca de Quito, se han encontrado numerosos artefactos líticos. Se han dado
descubrimientos similares en Chobschi, Cubilán y otros lugares.
Los primeros habitantes fueron cazadores especializados. Se agrupaban en bandas nómadas
dedicadas a la cacería de la fauna andina. El bosque de los valles bajos les proporcionaba alimento
Respuesta
En octubre de 1931, el candidato conservador Neptalí Bonifaz resultó ganador de la elección presidencial. Era la primera vez que un postulante de la tendencia triunfaba desde la revolución liberal de 1895. Superó a sus oponentes, el liberal Modesto Larrea Jijón y el socialista Ildefonso Mendoza. El encargado del poder, el ex presidente Alfredo Baquerizo Moreno, cumplió con su promesa de mantener la imparcialidad del Gobierno, de modo que fueron las primeras elecciones libres del siglo XX. Durante el período de hegemonía liberal se había ejecutado la sentencia del militarismo partidista de que “no se perderá con papeletas aquello que se ganó con bayonetas”. En consecuencia, los candidatos oficiales triunfaban abrumadoramente merced a la ayuda del Ejército. El antecedente fue que el régimen surgido de la Revolución Juliana de 1925, que llevó a ejercer la presidencia a Isidro Ayora, había caído en agosto del 31. La sublevación del batallón de Ingenieros “Chimborazo” en Quito, condujo al mandatario a encargar el poder al coronel Luis Larrea Alba, nombrándolo previamente ministro del Interior, con derecho sucesorio, de acuerdo a la Constitución de 1929. Al cabo de 52 días intentó un golpe de Estado, pero la falta de apoyo del Congreso lo obligó a renunciar ante el titular del Senado, Baquerizo Moreno, quien cumplió con la convocatoria a elecciones. En este ambiente de inestabilidad, la designación de Bonifaz fue acogida con alivio. Sin embargo, su posesión recién se efectuaría en agosto del año siguiente, esto es, 10 meses después con la instalación de la nueva Legislatura. Para complicar el escenario, la elección del Congreso se produjo en fecha posterior, resultando una composición donde prevalecían los partidos derrotados en la justa presidencial. Neptalí Bonifaz Ascásubi había nacido en Quito, en 1870. Su padre era un diplomático peruano, mientras que su madre pertenecía a una familia tradicional capitalina. Se educó en el Colegio San Gabriel de los jesuitas, en el antiguo anexo a la Iglesia de La Compañía. En la adolescencia viajó a Europa para continuar su formación en Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales, en la universidad de Ginebra, y luego en la prestigiosa Sorbona de París. Estaba dedicado a la explotación agrícola y agropecuaria de las haciendas familiares, cuando en 1927 fue llamado por el gobierno provisional de Ayora para presidir el Banco Central del Ecuador, recientemente creado. “Los conservadores veían en él algo así como una nuevo García Moreno por su honradez, rectitud y energía. Los liberales simpatizaban con quien afirmaba que daría lustre al liberalismo corrigiendo sus quiebras y fallas”, al decir de su copartidario José Rafael Bustamante. Bonifaz se definía como un liberal moderado que estaba cansado de las discusiones metafísico- literarias sobre las diferentes doctrinas políticas; que repudiaba a los gobiernos de argolla que excluían a los hombres más honrados y competentes so pretexto de que no eran “amigos de la causa”. Con la consigna de impedir su llegada al poder, la prensa facciosa del liberalismo y de los sectores de izquierda inició una campaña ventilando dudas sobre la nacionalidad del presidente electo. Bajo presión, Bonifaz dirigió un escrito al legislador electo Leopoldo Izquieta Pérez, quien le había retirado su apoyo, reconociendo un momento de vacilación: “Mi peruanismo se limita a la época de dominación de Alfaro, durante la cual, por la súplica de mi madre que quería, como todos los ecuatorianos de entonces defender sus propiedades, consentí en llamarme peruano”. Afianzando su defensa presentó un documento de la Cancillería peruana certificando que jamás había constado en el registro civil como ciudadano de ese país. La aspereza de su carácter se avenía mal a una situación en la que tenía que atraer a congresistas que dudaban. “Y en cada día que pasaba perdía algún legislador que por un gesto del candidato o un saludo menos, rectificaba su primitiva adhesión; lo mismo aconteció en sus relaciones con el Gobierno”, refiere en sus memorias el diplomático Francisco Guarderas. El 19 de agosto de 1932, en sesión reservada que se prolongó hasta la madrugada del día siguiente, 46 legisladores votaron por la descalificación, mientras que 38 lo hicieron por la calificación. Los congresistas de minoría publicaron un Manifiesto a la Nación en el que denunciaban el golpe de Estado de la Legislatura, destacando que apenas 8 votos habían desconocido el legítimo pronunciamiento popular de decenas de miles. Bonifaz advirtió preocupado que si se cumplía la decisión, “la sangre subiría a los tobillos”. Ante el impasse, el 28 de agosto al grito de “¡Viva la Constitución!”.