elabora un esquema y encada recuadro escribe una frase que permita conocer los hechos mas importantes del cuento el higo mas dulce
Respuestas a la pregunta
El higo más dulce es la historia de un repelente dentista, Monsieur Bibot, que un día atiende a una misteriosa anciana pobre que le paga de un modo peculiar: con dos higos dulces, capaces de convertir sus sueños en realidad.
Bibot se come uno antes de irse a dormir y, al día siguiente, al ir a sacar a su perro Marcel de paseo (al que, en general, no trata muy bien) descubre que lo que la anciana le dijo era verdad. De este modo, Bibot decide reservarse el segundo higo para cumplir sus más ambiciosos deseos, pero las cosas no saldrán como él espera.
Explicación:
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Respuesta:
Monsieur Bibot, el dentista, era un hombre muy exigente. Tenía su pequeño apartamento muy bien ordenado y limpio, lo mismo que su consultorio. Si su perro, Marcel, saltaba sobre los muebles, Bibot no dejaba de darle una lección. Excepto el día de la Revolución francesa, el pobre animal no podía ni ladrar.
Una mañana, Bibot encontró a una anciana que lo esperaba frente a la puerta de su consultorio. Tenía dolor de muelas y le rogó al dentista que la ayudara.
—¡Pero si no tiene cita! —dijo él.
La mujer dejó escapar un gemido. Bibot consultó su reloj. Tal vez tenía tiempo de ganarse unos cuantos francos más. La hizo pasar y le revisó la boca.
—Tendremos que sacarle la muela —dijo con una sonrisa y, una vez que hubo terminado, añadió—: Le daré unas píldoras para el dolor.
La anciana estaba muy agradecida:
—No puedo pagarle con dinero —dijo—, pero tengo algo mucho mejor. —Sacó un par de higos de su bolsillo y se los tendió a Bibot.
—¿Higos? —dijo él, enfadado.
—Estos higos son muy especiales —susurró la mujer—. Pueden hacer que sus sueños se hagan realidad. —Le guiñó un ojo y se llevó un dedo a los labios.
Para Bibot estaba claro que se trataba de una loca. Puso los higos sobre la mesa y tomó del brazo a la mujer. Cuando ella le recordó las píldoras, Bibot respondió: —Lo siento, ésas son sólo para los clientes que pagan —y la empujó hacia la puerta.
Esa tarde, Bibot sacó a su perro a pasear por el parque. Al pobre Marcel le encantaba olisquear los troncos de los árboles y entre los arbustos, pero cada vez que se detenía a hacerlo, Bibot le daba un fuerte tirón a su correa.
Antes de irse a la cama, el dentista decidió tomar un bocadillo. Se sentó en la mesa del comedor y se comió uno de los higos que le había dado la anciana. Estaba delicioso. Era tal vez el mejor higo, el más dulce, que se había comido jamás.
Explicación:
Espero te ayude