Elabora un Acróstico con las palabras MARTÍN DE LA CARIDAD.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
• Humildad
• Santo
• Justo
• Fe
• Caridad
• Amor
Explicación:
Espero que te sirva
EL PRIMER HECHO
Dios en su infinita bondad, tiene sus medios y sus caminos para llevar adelante una obra de caridad en favor de sus hijos e hijas.
Esto sucedió con Juan Carlos entre los años 70. Tenía un tumor a la base del cerebro. Después de todos los análisis y diagnósticos el
especialista le comunicó que era imposible operarlo y que sólo ‘un milagro’ le podría curar. Cada día sufría de dolores agudos, que no le
dejaban llevar su vida con tranquilidad. Él en su fe comenzó a suplicar a Dios que le ayudara dado que era su hijo; y una tarde, después del
almuerzo se quedó dormido sobre la mesa y soñó que se abría el cielo y bajaba una persona que le decía: “Dios ha escuchado tus súplicas
y oraciones y me ha enviado a curarte, yo soy san Martín de Porres”. Luego Juan Carlos sentía que le abrían la base del cráneo y después
le suturaban la herida. Él pensaba que se trataba simplemente de un sueño bello, pero cuando se despertó se sentía bien, ya no tenía estos
dolores inaguantables. Pasados algunos días, fue a visitar a su doctor quien luego de todos los análisis y exámenes médicos, le comunicó
que el tumor había desaparecido. Comenzó a averiguar quién era ese santo y cuando lo supo, se convirtió en un verdadero devoto de san
Martín. Cada jueves venía al convento de Santo Domingo de Lima para limpiar la capilla-celda del santo.
UN SEGUNDO HECHO
Roberta es una joven madre que tiene la mitad del cerebro casi muerto, así que su médico no sabe cómo es posible que lleve su
vida y su trabajo normal y sin problemas, ya que debería tener paralizada la mitad del cuerpo. Ella contaba su historia diciendo que no
conocía a san Martín pero que una noche soñó con él y escuchó una voz que le decía: “Ve al templo de Santo Domingo de Lima, allí
encontrarás la curación”. Se caía en la calle, en su casa, no podía caminar sola. Su cuerpo no tenía equilibrio y tenía problemas de visión.
Era casi una inválida. Ella rezaba, suplicaba a Dios que le ayudara a sanarse porque su niña era muy pequeña y tenía necesidad de ella.
Dios escuchó su oración y a través del sueño le indicó el camino. Hizo el viaje a Lima y al ver la imagen del santo comprendió el sentido de
su sueño, y poco a poco retomó su vida normal. La última vez que la encontré en 2005, la vi feliz y convertida en una asidua devota de san
Martín de Porres.
Estos dos casos, entre muchos otros, nos hacen ver que Dios siempre escucha nuestra oración. Él es un Padre bondadoso y
misericordioso que se apiada de sus hijos que suplican su ayuda, y muchas veces lo hace a través de
sus grandes amigos: los santos.
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