Elabora triptico promoviendo acciones a favor de la virginidad y vocación de la mujer a la luz del evanjelio.
Es para hoy porfavor.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Vamos a imaginar por un momento una sociedad formada sólo por mujeres… es raro, ¿no?
En la en la sociedad estamos todos, caminamos, miramos, entramos y salidos de un negocio, y
por lo general no nos fijamos si somos hombres o mujeres …
Las mujeres, lo sabemos, no son sólo las que aparecen en algunos programas de televisión,
en los anuncios o en muchas revistas, en las redes sociales. Esas son una minoría, tan insignificante que desaparecen no tienen comparación frente a los millones y millones de mujeres,
esposas, madres, vírgenes, viudas, casi siempre desconocidas y en el silencio, que hacen de
levadura en nuestra sociedad y sirven de pararrayos ante muchas calamidades.
Sabemos que, desgraciadamente, aún hoy hay mujeres, que viven en condiciones lamentables, que no llegan a poder realizarse como personas íntegras. Basta pensar en el porcentaje que
corresponde a quienes todavía son esclavas de trata y condiciones similares…
En todo caso, nos podemos preguntar: aun cuando la mujer alcance todas las reivindicaciones legítimas, ¿se sentirá plenamente realizada?
Yo, como mujer de fe en Dios, pienso que las mujeres encontraremos la plenitud de nuestro
ser en la experiencia de un encuentro profundo con su Hijo, con Jesucristo. Tener la gracia de
encontrarnos hoy con Él, al igual que les sucedió a las afortunadas mujeres de Palestina. Encontrarnos con el Cristo que redimió al hombre y a la mujer.
De hecho, ¿quién puede negar que Catalina de Siena, Rita de Casia, Rosa de Lima, Clara de
Asís, Juana de Arco... hayan sido mujeres completas, realizadas plenamente?
Jesús, al anunciar el Reino, no pregunta si tú eres hombre o mujer sino: ¿Tú quieres seguirme? Es algo universalmente admitido que Cristo fue ante sus contemporáneos el promotor de la
verdadera dignidad de la persona, y por tanto, de la dignidad de la mujer y de la vocación que corresponde a esta dignidad. Y esto, en su vida pública, a veces provocaba estupor, sorpresa, incluso
llegaba hasta el límite del escándalo. «Se sorprendían de que hablara con una mujer» (Jn 4, 27)
Recorriendo las páginas del Evangelio pasan ante nuestros ojos un gran número de mujeres, de
diversa edad y condición que tuvieron su momento de encuentro personal con Jesús.
Hoy mujeres de fe, consagras o no estamos en ambientes muy distintos: en diferentes profesiones o en casa, en los parlamentos, en los teatros, en los hospitales, en los organismos de la
Iglesia... Y trabajamos para que Jesús, a través de nosotras, esté presente, se haga vivo en todos
estos lugares
Explicación:
ojala te sirva