Religión, pregunta formulada por Mariluna321, hace 3 meses

El texto dice si la globalización es buena o mala? ¿Por qué?​

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Contestado por mariaalexandrapachay
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Respuesta:

RESUMEN

Se presenta una investigación documental de diferentes  

fuentes tanto del lado proclive como del contrario a la  

globalización, señalando las razones que dan fuerza a ambas posiciones. Se concluye que la Globalización se ha  

convertido en un proceso en el cual los intereses de unos  

cuantos, principalmente grandes capitalistas arrasan a las  

necesidades y aspiraciones de las grandes mayorías de la  

población mundial, sin ofrecer a cambio nada que compense las situaciones desequilibradas que ocasiona y en las  

que finalmente se tienen que acatar reglas no negociadas, resultado de la ausencia de una verdadera regulación  

orientada hacia el logro de una sociedad más benigna y  

humana.  

I. INTRODUCCIÓN

En este ensayo trato de exponer algunos puntos de  

vista personales acerca de los supuestos beneficios e  

indudables problemas que trae consigo la globalización, a partir del análisis comparativo de las opiniones que en pro y en contra hacen distintas organizaciones y personas, además de las interpretaciones  

propias. Es innegable que este fenómeno social contemporáneo trae aparejados importantes desequilibrios socioculturales, económicos y financieros, así  

como también grandes aportes a la cultura, la ciencia y la tecnología.

Los problemas de ajuste o desajuste políticos, económicos y sociales que se generan por la  

globalización no los abordo desde un punto de vista doctrinario o ideológico, sino más bien desde el  

punto de vista del análisis genérico acerca de sus  

causas y efectos, pero también de sus defectos y  

omisiones.  

Hablar de la globalización resulta tema obligado hoy en día. Parece que todo mundo está de  

acuerdo en que ésta es un fenómeno social contemporáneo, producido esencialmente por los enormes  

adelantos de la ciencia y la tecnología, particularmente los relacionados con la comunicación y la  

electrónica, pero que se nutre esencialmente o a los  

que se agregan las aspiraciones hegemónicas de las  

empresas transnacionales o mundiales que representan a los países, también hegemónicos, consolidados a partir del Siglo XIX.

Pero referirnos en términos tan simplistas  

acerca de la globalización sólo conduce a producir  

errores no sólo de enfoque, sino también de significados. La globalización no es nueva, es un fenómeno  

social que se remonta a los orígenes de la civilización  

y más allá de ésta, cuando las primeras sociedades  

adquieren la capacidad de organizarse y de generar  

productos susceptibles no sólo para satisfacer sus  

necesidades básicas, sino también para intercambiarse por otros que complementaran las aspiraciones socialmente desarrolladas a través del tiempo y  

de la convivencia social.

La madurez progresiva de los grupos sociales introdujo necesariamente la especialización dentro de las formas organizativas de los asentamientos  

humanos, formas en las que por naturaleza, eran dirigidas o lideradas por aquellos que resultaban más  

astutos o fuertes y que, finalmente, eran los que  

imponían las normas y reglas de comportamiento a  

las que habrían de sujetarse los miembros de las  

comunidades y de los dependientes de ellos.  

Así, la política y el comercio tienen su origen  

en la capacidad de ejercer el poder, el liderazgo y el  

mando, así como de producir y generar intercambios  

entre las personas. La generación de intercambios  

o trueques, se torna en una actividad cada vez más  

estilizada, compleja y especializada que trasciende  

las fronteras de las pequeñas o grandes comunidades, acelerando los procesos productivos y la generación de nuevas formas de organización. El más  

fuerte, que demandaba parte de las ganancias de  

los productores (artesanos, agricultores o productores pecuarios), se hacía cada vez más poderoso y  

acrecentaba sus sueños de establecer hegemonías  

de carácter local, y más allá de las fronteras conocidas.

El comercio y el poder político (permítaseme  

utilizar este término) basado en la ambición son, en  

síntesis, el motor que ha movido históricamente a  

los pueblos de la humanidad en sus distintas etapas  

de evolución. El comercio, la acumulación de riquezas, la ambición y el poder, han roto las fronteras  

naturales y las artificialmente establecidas por los  

grupos humanos, configurando, como en la actualidad, fronteras ideológicas que son identificadas no  

por una lengua o idioma, sino por una marca o un  

logotipo.

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