EL TESORO DEL LEÑADOR
Un leñador vivía en el bosque, acompañado únicamente de su gallina. En cierta ocasión, u viajero misterioso
pidió posada al leñador, quien le dio cama y comida.
En agradecimiento, aquel viajero le obsequió una lombriz de oro.
Una mañana, la gallina se comió aquella lombriz que estaba entre los granos de maíz, al día siguiente, el
leñador observó que su gallina no s movía y que, poco a poco, iba cambiando de color. Fue grande la sorpresa
cuando vio que su gallina ponía huevos de oro. Emocionado abrazó a su gallina y dijo: Venga mi tesorito, ponga
otro huevito.
Aquel pobre leñador llegó a tener una inmensa fortuna y no sabía qué hacer con tanto oro, sin embargo, no era
feliz; pues sentía remordimiento, por haber cortado tantos árboles durante su vida. Queriendo reparar en algo
el daño causado a la naturaleza, resolvió regalar los huevos de oro a quién le ayudara a sembrar árboles.
Un día llegaron dos muchachos y un joven, quienes le pidieron trabajo al leñador. El anciano les dijo: Mirad
aquel campo desolado, llenadlo de plantas; yo les daré un buen premio, al día siguiente, los tres se pusieron a
sembrar.
Luego de un mes, el buen hombre fue a contar cuántas plantas había sembrado cada uno, entonces les dijo: Por
cada planta de que habéis sembrado les daré un huevo de oro.
Las reacciones de los jóvenes fueron diferentes: de alegría, de tristeza y de arrepentimiento, todos exclamaron:
¡Qué pena! Si hubiéramos sembrado más árboles, ahora seríamos millonarios.
En todo caso el buen leñador se sintió satisfecho al contemplar que su bosque había renacido.
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Respuesta:
Queriendo reparar en algo el daño causado a la naturaleza, resolvió regalar los huevos de oro a quién le ayudara a sembrar árboles ya que su gallina tenia huevos de oro
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