el sacramento de la crismacion es Ortodoxo???
Respuestas a la pregunta
Por Archimandrita Ignacio Samaan
Prólogo
En este artículo se pretende exponer el Sacramento de la Crismación desde la perspectiva dogmático evitando entrar en un debate comparativo sobre su práctica actual en las diversas confesiones cristianas. El objetivo es exaltar la importancia del concepto teológico en la comprensión del Sacramento.
La sencillez de la Iglesia Primitiva y el esplendor de su santidad hicieron de la práctica litúrgica una expresión viva de la fe de la Iglesia, pero también su cofre seguro, ya que la celebración de los Sacramentos no es resultado de una refutación teológica sino que es lo entregado de nuestro Señor Jesucristo por el Espíritu Santo, Quien «os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho.» (Jn 14:26).
Definición general
Crisma es una palabra de origen griego que significa «la unción»; indica el aceite aromático que se usa en el sacramento. El aceite, en general, ocupó un lugar significativo en la antigüedad: los romanos se ungieron con él, en preparación para sus fiestas, siendo un símbolo de la alegría. Con los hebreos, también tuvo su función importante por su propiedad penetrante en el cuerpo, se usaba en las fiestas (Am 6:6), y se derramaba a los visitantes en gesto de generosidad y de respeto (Sal 23:5), hay también que exaltar su importancia en la unción de reyes y sacerdotes, pues como el aceite penetra en el cuerpo y se adentra en los miembros, así el Espíritu de Dios penetra en las almas de los escogidos «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Noticia» (Isa 61:1).
No mucho después, se percibe una ausencia de dicha aplicación por imposición de los manos. Pues el Sacramento ya se aplicaba por la unción con el Crisma consagrado exclusivamente por los Apóstoles y, posteriormente, por sus sucesores, los obispos. A partir del Siglo II, muchos testimonios dan testimonio ya del uso del Santo Crisma. El más antiguo se atribuye a San Teófilo de Antioquía (180 d.C.): «Nos llamamos Cristianos, porque fuimos crismados (ungidos) con el óleo de Dios.» Tertuliano dice: «Al salir de la pila bautismal, fuimos ungidos con el Santo Óleo»; también la Tradición apostólica de Hipólito, obispo de Roma (215), incluye una clara referencia sobre la Crismación.
San Nicolás Cabasilás, teólogo del siglo XIII, observa que la Iglesia trata ambos gestos litúrgicos, unción e imposición de manos, en concomitancia: «Los reyes y los sacerdotes, bajo las antiguas leyes, se ungían. La Iglesia, pues, usa la unción para entronizar a los reyes, mientras impone las manos en la ordenación de los sacerdotes, eso significa que mira hacia la imposición de manos y la unción con el mismo ojo […] En realidad los Padres de la Iglesia llaman a la ordenación una unción sacerdotal.» Son como las dos caras de una sola moneda.