el rostro en el estanque criptograma resuelto
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El rostro en el estanque: La historia de Eco y Narciso
Cuando Júpiter llegaba a las montañas, las ninfas del bosque corrían a abrazar al festivo dios, y jugaban y reían con él en heladas cascadas y en frescos y verdes pozos.
Juno, la esposa de Júpiter, que era muy celosa, con frecuencia espiaba por las faldas de la montaña, tratando de sorprender a su esposo con las ninfas. Pero cada vez que la diosa estaba a punto de descubrirlo, una ninfa encantadora llamada Eco le salía al paso y, entablando una animada conversación, hacía todo cuanto estaba a su alcance para entretener a la diosa mientras Júpiter y las otras ninfas escapaban. Finalmente, en una ocasión Juno descubrió que la ninfa había estado engañándola, y llena de ira estalló:
-¡Tu lengua ha estado poniéndome en ridículo! -vociferó contra Eco-. ¡De ahora en adelante tu voz será más breve, querida mía! ¡Siempre podrás decir la última palabra, pero nunca la primera!
Desde ese día, la pobre Eco sólo puede repetir la última palabra de lo que los otros dicen.
Un día Eco descubrió a un muchacho de cabellos dorados que estaba cazando ciervos en el bosque. Se llamaba Narciso y era el joven más hermoso de la floresta. Cualquiera que lo mirara, quedaba inmediatamente enamorado de él, pero éste nunca quería saber nada de nadie, tal era su engreimiento .
Cuando Eco vio por primera vez a Narciso, su corazón ardió como una antorcha. Lo siguió en secreto por los bosques y a cada paso lo amaba más. Poco a poco se fue acercando, hasta que aquél pudo oír el crujir de las ramas, y dándose vuelta, gritó:
-¿Quién está aquí?
Desde detrás de un árbol, Eco repitió la última palabra:
-¡Aquí!
Narciso miró extrañado.
-¿Quién eres tú? ¡Ven acá! -dijo.
Narciso escudriñó el bosque, pero no pudo encontrar a la ninfa.
-¡Deja de esconderte! ¡Encontrémonos! -gritó.
-¡Encontrémonos! -exclamó Eco, y luego, saliendo de entre los árboles, corrió a besar a Narciso.
Cuando el joven sintió que la ninfa se abrazaba a su cuello, entró en pánico, y la rechazaba gritando:
-¡Déjame tranquilo! ¡Mejor morir que permitirte que me ames!
-¡Me ames! -fue lo único que la pobre Eco pudo decir mientras veía cómo Narciso huía de ella a través de la floresta.
-¡Me ames! ¡Me ames! ¡Me ames!
Respuesta:
Explicación:
hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir