EL RESUMEN DEL CUENTO DE El sueño de las manos ensangrentadas
PORFAVOR AYUDA
Respuestas a la pregunta
Lo primero que oí acerca de Jacob Settle fue una sencilla afirmación que describía su carácter: «Es un tipo triste.» Sin embargo, más tarde me di cuenta de que esa opinión sólo expresaba lo que sus compañeros de trabajo pensaban de él. En aquellas palabras había cierto grado de intolerancia; les faltaba el lado positivo que toda opinión que se precie debe tener y que sitúa a la persona en la justa medida de la estima social. Pero había algo que no encajaba con el aspecto del personaje. Esto me dio que pensar y, poco a poco, y a medida que fui conociendo cada vez más el lugar y a sus compañeros de trabajo, fue creciendo mi interés por él. Supe que siempre estaba haciendo favores que podía cumplir y que en todo momento se dejaba guiar por la previsión, la paciencia y el autocontrol, verdaderos valores de la vida. Las mujeres y los niños confiaban ciegamente en él pero, por extraño que parezca, él los evitaba, salvo cuando alguien estaba enfermo; entonces, aparecía tímido y desgarbado para ofrecer su ayuda.
Llevaba una vida muy solitaria. Él mismo se hacía las cosas de casa. Vivía en una pequeña casa de campo, lo más parecida a una cabaña, de una sola habitación y alejada del mundo, en los límites del páramo. Su existencia parecía tan triste y solitaria que me entraron ganas de animarla. Me decidí a ello un día que nos encontramos ayudando a incorporarse a un chico herido, con el que choqué accidentalmente. Fue entonces cuando me ofrecí a prestarle unos libros. Miré y comprobé que Jacob seguía dormido. Me agradó ver en su rostro una expresión de felicidad poco habitual, mientras parecía que sus labios pronunciaban palabras mudas. Regresé de nuevo a la lectura, y me volví a despertar aterrado por una voz que procedía de la cama que estaba junto a mí.—¡Con esas manos ensangrentadas no, nunca, nunca!
Le miré y me di cuenta de que seguía dormido. Sin embargo, se despertó al instante y no pareció sorprenderse de verme. De nuevo había en él esa extraña indiferencia. Entonces, le dije:—Settle, cuénteme su sueño. Puede hablar sin miedo. No contaré nada. Mientras vivamos los dos, jamás contaré lo que va a decirme.—Prometí que se lo contaría, pero es mejor que conozca antes la historia. Así podrá comprenderlo mejor. En mi juventud, fui profesor. Trabajaba en una escuela en una pequeña ciudad del Suroeste de Inglaterra. Había pensado demasiado en mi desgracia como para no darme cuenta de que no tenía nada que hacer. Aquel hombre se comportó de forma insolente conmigo. No se mueve. Los ángeles abren la cerradura y señalan mi túnica. Yo miro hacia abajo y me horrorizo al verla toda ella manchada de sangre.
Mis manos están rojas, brillan con la sangre que gotea de ellas, igual que ocurrió aquel día en la ribera del río. Y, entonces, los ángeles alzan sus ardientes espadas para acabar conmigo. Me invade un terror enorme y me despierto. Una y otra vez, este sueño regresa una y otra vez. Nunca aprendo del sueño anterior, nunca lo recuerdo. Al empezar a soñar, la esperanza siempre está ahí presente para hacer que el final sea cada vez más cruel. Sé que este sueño no viene de la oscuridad de la que provienen el resto de los sueños, Dios me lo envía como castigo. Nunca, nunca seré capaz de atravesar la puerta. La mancha de mi túnica siempre vendrá de estas manos asesinas.
Escuché medio hechizado las palabras de Jacob Settle.
Espero y este bien :b