El que me ayude ahora, en la proxima pregunta le doy PUNTOS!! PLISSSS 1- ¿Qué ritos de pasaje existen hoy en nuestra comunidad? 2- ¿Qué diferencias hay entre los ritos de pasaje para varones y mujeres en la actualidad? 3- ¿Qué características tienen y qué significados se les atribuye?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Emprender un recorrido para aceptarse y ser aceptados como adultos se orienta para los y
las jóvenes de diversas maneras, una es la vinculada con el pasado, con la tradición; otra, con la
búsqueda en el presente-futuro de ese grupo en el que reconoce variables diversas, se reconoce
‘otro’. Este momento ‘bisagra’ o de transición señala el inicio de otra etapa de la vida y de los
compromisos con la sociedad. Para las y los jóvenes de 5° año, la finalización de la enseñanza
media los ubica en un punto marcado socialmente: terminar el secundario y decidir qué hacer de sus
vidas luego de esa finalización.
Consideramos al conjunto de prácticas identitarias propias del momento del egreso como un
ritual. Entre esos rituales, algunos se pueden reconocer como momentos liminares, como gestos de
ruptura con el orden social existente, como estrategias de reconocimiento y afirmación colectiva. A
la inversa, la aceptación, la inclusión está señalada por la justificación de la elección de una carrera.
La práctica ritual es a menudo utilizada en un juego dramatúrgico (Reguillo, 2000, México),
consecuente con los habituales ritos de pasaje, de tránsito de un estado o lugar social a otro.
Mientras la marca fundamental de ese juego se realiza visiblemente, la práctica de iniciación se da
por medio de un acto individual “silencioso”; ambos ritos constituyen formas de iniciarse en otro
estado y lugar social: el del adulto.
Según López Brizolara (2005:9) “las ritualidades contemporáneas” en la adolescencia
“parecen exceder la búsqueda de legitimación de `la entrada en la madurez sexual´, y aparece como
tendencia una acuciante demanda de reconocimiento de ser, de existir, de habilitación como ser
cultural, perteneciente a algún lugar social”.
Pueden observarse en los y las jóvenes de 5 ° año, de la ciudad de General Roca, provincia
de Río Negro, variados actos, prácticas tanto colectivas como individuales donde parece haber una
búsqueda de legitimación, de reconocimiento por el otro. En los ritos de pasaje el otro-referente es,
por un lado, el grupo de pares con el que se identifican y, por el otro, el adulto para diferenciarse.
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En los ritos de iniciación el otro-referente es el adulto, y es en su espacio social donde buscan
identificarse.
Estas prácticas mantienen cierto grado de repetición, y se producen y reproducen en un
horizonte de sentido compartido socialmente. Según Reguillo (2000:99) nuestra sociedad ha ido
suprimiendo los ritos de pasaje y de iniciación que tienen la función de “marcar y separar dos
estados sociales distintos, operan como un tránsito hacia una nueva situación y les confieren a los
participantes iniciados los atributos de su nueva posición”. Sin embargo, los y las jóvenes han
encontrado “en sus colectivos elementos que les permiten compensar este déficit simbólico,
generando diversas estrategias de reconocimiento y afirmación” (Reguillo, 2000: 100), entre las que
se destaca el uso de objetos, marcas, máscaras, la escarificación epidérmica y lenguajes particulares.
Nosotros nos centraremos en dos prácticas que se vinculan con el ámbito educativo y se
repiten año a año como si fuera un ritual. La ritualidad es lo que en las prácticas sociales habla de la
repetición, poniendo reglas de juego en la significación a partir de las cuales se expresa su sentido.
Según señala Turner (1988), todos los individuos desempeñan un rol y ocupan un lugar en la
sociedad, pero a veces la estructura social es tan rígida que provoca conflictos: en estos casos, el
proceso ritual constituye una vía de escape donde se liberan las tensiones y contradicciones que son
inherentes a la propia cultura. Podríamos decir que, por medio de esta práctica ritual, los jóvenes
utilizan dramatúrgicamente las camperas como estrategia de reconocimiento y afirmación colectiva,
de quiebre con el orden cultural dado (Reguillo, 2000). Este rito de pasaje, de tránsito de un estado,
lugar social a otro, está marcado por un momento de ruptura pero al mismo tiempo por otro de
iniciación, de inclusión, que realizan por medio de una práctica individual como es la elección de
los estudios a proseguir, o la búsqueda de un trabajo; ambas son formas de iniciarse en el mundo del
adulto.
Prácticas juveniles como gesto de ruptura
Estos jóvenes se construyen y constituyen en las prácticas sociales, y éstas pertenecen,
junto a las estructuras del escenario de la reproducción y de la innovación social, al espacio de la
vida cotidiana. Según Giddens (1986) (en: Reguillo, 1998: 99) “la vida cotidiana es habilitante y
constrictiva”. Para entender esto Reguillo explica que los mecanismos y lógicas de operación de la
vida cotidiana,
(…) al ser rutinizadas, constriñen a los actores sociales, les imponen unos
límites, fijan unos márgenes y unos modos de operación; sin embargo hay una franja
de indeterminación relativa que deja espacio para la improvisación, lo mismo p