el proceso de el pan teniendo en cuenta las actividades económicas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Se trata de una economía que cotiza con intangibles, que no tiene referencias reales, pero que, sin levadura, hace subir el precio del trigo el pan alocadamente, generando mucho daño a miles de personas que no podrán comprarlo. Con la misma receta, este tipo de economía, te hornea una crisis alimentaria, una burbuja inmobiliaria o agranda las deudas soberanas. Es la economía capitalista que sólo aspirar al lucro incesante sabiendo, pero sin importarle, que genera a su alrededor muchas y muy negativas repercusiones.
─La segunda es una economía neutra, como la de aquella franquicia de panadería replicada por muchos barrios de la ciudad que se limita, en un proceso industrial y automatizado, a recoger las masas de pan congeladas que en una caja de cartón reciben cada mañana. Las hornean con poca atención y procuran vender cuantas más mejor. De nuevo en esta economía el objetivo único es el lucro con cualquier tipo de actividad que se desarrolle. Algunas consideraciones están presentes en todo el proceso (higiénicas, laborales, etc.) pero diría que básicamente se tienen en cuenta por la obligación de operar dentro de la legalidad. Es una economía que en la boca tiene sabor a nada, que en el vientre no sienta mal, pero que en una noche se ha reblandecido y ya se puede tirar.
─Por último nos queda la panadería artesanal autogestionada por una cooperativa de varias personas, que deciden democráticamente todas las cuestiones propias del proyecto, que no es hacer buen pan, sino que es hacer ‘del hacer buen pan’ una actividad de transformación de la sociedad allí donde viven. Nada es imparcial. Se compra el trigo a las y los agricultores ecológicos más cercanos, pues estos en sus tareas agrícolas cuidan el medio ambiente, ofrecen un grano sano y custodian el paisaje; trabajan la harina manualmente para que sea más esponjosa y de mejor cocción pero también para ofrecer más puestos de trabajo o más medios de vida; hornean la masa con leña que ellas y ellos mismos recogen en los montes comunales, limpiado así el bosque y previniendo incendios; y truecan o venden su pan ecológico en restaurantes de la zona, en cooperativas de consumo y en pequeñas tiendas de la comarca. Es decir, con un trabajo en el que disfrutan y ponen amor, impulsan un tejido local económico y social que hace del territorio y sus gentes un espacio vivo como su pan más sustentable y reproducible. Es una Economía Social y Solidaria que no sabe medir en kilos de pan.