Arte, pregunta formulada por dianacris200717, hace 1 año

El obispo Casarius que creo...
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Respuestas a la pregunta

Contestado por virtodaniela
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Respuesta:Escribir desde una perspectiva femenina durante el siglo xvii novohispano fue una tarea difícil para las mujeres cuyo nacimiento y decisión de tomar el estado religioso les hicieron accesible la educación y la escritura. Tomar la pluma no fue una vocación sino a veces una imposición del confesor. El resultado era escudriñado por varias personas en busca de posibles transgresiones o para aseverar la ortodoxia de lo escrito. La libertad no era prerrogativa de la vida ni del intelecto conventual.

El estricto control físico y espiritual sobre la escritura de las religiosas se basaba en varias premisas teológicas del cristianismo de esa época. La mujer había mostrado su “flaqueza” desde el instante que fue conquistada por la serpiente (Lucifer) y asumió el deseo de “saber” lo prohibido; así, el saber en una mujer fue ineludiblemente asociado con el pecado original. La debilidad femenina la hacía presa fácil del engaño del demonio y por lo tanto era preciso supervisar sus escritos para comprobar que en ellos no hubiera alucinación o engaño alguno. Aun la lectura estaba supervisada de modo que lo no ortodoxo tampoco tocara la mente de la religiosa y confundiera su presuntamente limitada capacidad de comprender temas abstrusos que la pudieran llevar a herejías. Esta estrecha demarcación del espacio intelectual de la religiosa de la contrarreforma católica fue impuesta a la mayoría de las monjas novohispanas.[1] No cabe duda, sin embargo, de que hubo monjas escritoras en Nueva España en el siglo xvii, pero las huellas de esa escritura han sido borradas en gran parte por la ejecución de las normas de supervisión y restricción ejercidas por las autoridades eclesiásticas. Tanto las crónicas de conventos como las biografías de varias monjas notables de este siglo fueron obra de hombres que utilizaron los escritos elaborados por las religiosas (véase Ramos Medina).[2] La marginalización o apropiación de la escritura femenina fue una de las características de ese siglo.

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